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os PAGINAS INMORTALES

la tiranía de Rozas. Abandonado Herrera por sus parciales yeintienatro horas després. Libarona vien- do en peligro su vila, pretendió emigrar al Tucu márn, pero el vequeano que Je acempañaba y en quien había depositado toda su confianza le trai- cionó villanamoente 4 mitad de vamino, entregándole á los sicarios del Gobernador Ibarra, Conduvido á su presencia, óste ordenó, trás brutales castigos pro- pios «de salvajes. fuera conducido á El Brache, pa- majo groseramente fortificado sobre la costa del Río Salado en esa Provincia, donde el famoso cam- dillo, durante loz treinta años del reinado de terror en Santiago, enviaba para martirizar, desterrados Á los más ricos y honorables santiagneños, víctimas de la coulicia ó la envidia, la delación ó el odio.

NXoticiada Doña Agustina Palacios de hallarse su £sposo en poder de (barra, corrió á su lado dispues- ta Á compartir con él dos padecimientos á que le con- denaría el desalmado Gobernador.

Así que vió á Libarona atado de pies y manos, sangrando por todas partes y expuesto á los rayos de un sol canieular, nada ni nadie pudo contenerla para tratar de mitigar las penas de sn desconsolado compañero, Ni las amenazas del centinela que la im- pedía acercarse, ni los récios culatazos de su fusil, ni puertas cerradas, nada, absolutamente nada, de- 1ó por hacer esta heróica santiagueña, hasta que á fuerza de súplicas, lágrimas y muchos trabajos, consiguió se la permitiera acompañar en su destie- rro de El Bracho al desgraciado Libarona, para quién había la consigna de hacerle morir de ham- bre,

Mates dolorosa! Qué horripilante calvario la es-