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REVISTA MÉDICA DE CHILE.

doctores Aguirre, Schneider i Valderrama. Hecha la incision hasta el quiste, se vé que no hai adherencias; un grueso trócar es introducido en el tumor sin que salga líquido alguno. ¿Convenia abandonar a la enferma dejando inconclusa la operacion, o estraer el tumor por una basta incision hecha en la pared? Adoptado este último partido se ensancha la incision hasta algunos centímetros distante del apéndice xifoides, se coje el tumor desde su base con ámbas manos i deslizados por debajo, es parido, esta es la palabra, con estrema dificultad.

Con el clamp se tomó con trabajo el pedículo del tumor que es corto i se escapa en parte, al mismo tiempo se derrama en el peritoneo una cantidad considerable de sangre i serosidad. Mal provistos de jénero i de esponjas la toilette del peritoneo que hubiera talvez exijido dos horas de cuidados i de paciencias se hizo incompletamente. Puntos de sutura empenada fortificados con suturas entrecortadas, afrontan los bórdes de la herida. En los dias que siguen, tiene vómitos i el vientre timpanizado. Al cuarto dia la enferma muere con los síntomas de una peritonitis gangrenosa.

Por medio del exámen se reconoció que se trataba de un cisto-sarcoma, en gran parte sólido i de mas de 15 kilógramos de peso.

Algunos meses despues, entró a mi servicio del hospital de San Borja (sala de San José) una mujer como de 26 años, que desde la edad de 24 tenia en el hipogastrio, un tumor del tamaño de la cabeza de un recien nacido.

El tumor era renitente, duro sin movilidad, a tal punto que pudiera creerse que se trataba del útero. Una puncion esploradora habia dado salida aun líquido purulento. El Dr. Aguirre pensando que talvez fuera el útero lleno de