QUE HOY SE FORMA DE ESPAÑA.admiracion grandes por cuanto hay de bueno aun en las naciones más enemigas. Góngora pone por las nubes á los ingleses antes de que cayesen en la herejía, y esto en su cancion á la invencible Armada. Lope, dice que no puede competir con los poetas italianos, que son solos y soles.
Yo con mis rudos versos españoles.
Mariana se muestra siempre muy aficionado á las cosas de Francia, y Cervantes á las de Italia. Si los españoles en el dia parecen ménos afectos á los extranjeros es porque están hartos de verse vilipendiar.
En el concepto que los españoles formamos hoy de nosotros mismos influye el concepto en que los extranjeros nos tienen: á veces porque nos abate y nos inclina á creer en nuestra enorme inferioridad: á veces porque nos rebela contra tan duro fallo, mas no siempre, á mi ver, atinadamente.
En ocasiones no negamos el defecto que se nos imputa, sino que no le reconocemos por tal. Decimos como dicen algunos niños enojados ea, pues mejor, y nos ponemos á ensalzar el defecto, como una virtud, despues de haberle aceptado. La inquisicion, la intolerancia religiosa, los enormes errores y no pocos crímenes de los Reyes de la casa de Austria, de Felipe II sobre todo, alcanzan, en parte por este espíritu de contradiccion, las más ardientes apologías, no ménos paradoxales que la que hizo Quevedo de Neron y del Rey D. Pedro, ó las que haria un francés de las noyades de Nantes, de la Saint Bartelemy y de las matanzas de Setiembre.
Las burlas sobre nuestro atraso é ignorancia, la irritante compasion que muestran los extranjeros porque no hay en España tanta prosperidad, bienestar material y confort como en otros países, mueven á algunos españoles á celebrar este atraso, esta pobreza y esta ignorancia, como prenda y garantía de mayor religiosidad y de mayores virtudes. Así nos excitan á seguir siendo ignorantes, atrasados y pobres, para seguir siendo santos y buenos. Esto llega hasta el punto de que recientemente se preconice en una comedia la propiedad santificante y hasta castificante del garbanzo. Un hombre de mucho mérito ha declarado, en presencia de una docta Academia, la radical ineptitud de los españoles para todas las artes del deleite, sosteniendo que esta supuesta grosería y rudeza es un bien, TOMO I.