El Doctor Holmberg, en su Viaje á Misiones [1], refiere lo siguiente, á propósito de ellas:
«Sentado en aquel momento en la popa de la canoa, manejando la pala que servía de timon, hice rumbo hácia las piedras con la intencion de examinarlas; pero antes de llegar á ellas, tuvieron tiempo los peones de referirnos que aquel Altar de Piedra [2] debía su fama á una aparicion de la Vírgen María, pues cierto curioso, al asomarse alguna vez por una grieta del lado del Naciente, la había visto blanca é inmaculada en el opuesto; que esta aparicion no era constante, ni periódica, ni intermitente, sinó caprichosa; que otro curioso, deseando darse bien cuenta de aquello, y habiendo podido distinguir la imágen, había sometido las piedras á un exámen prolijo, hallando una forma particular de abertura ó grieta que imitaba en cierto modo el contorno de la Inmaculada Concepcion; y que otro individuo, más curioso aún, había encontrado allí muchas lagartijas, explicándose la irregularidad de la aparición por la presencia ó falta de ramas ó yerbas en la proyeccion de la imágen, que en el primer caso alteraban su forma, y en el segundo la dejaban libre.»
Y más adelante hace esta pregunta á uno de los peones, recibiendo una respuesta original:
—«¿Podremos ver la imágen?»
—«Cuando uno cree, señor, vé lo que quiere».
Lo escrito por el Dr. Holmberg dá la verdadera razon de la leyenda de la Vírgen de Itá-Cuá, muy venerada por allí y cuyo orígen no hay duda que se remonta á la época de la dominación jesuítica, cuando ellos tenían la reduccion de Itá-puá (Punta de Piedra), hoy Villa Encarnacion del Paraguay, que se halla frente á Posadas.
La primera vez que pasé por Itá-Cuá fué de vuelta de mi primera expedicion á Misiones, por el Río Uruguay, mientras bajaba el Alto Paraná, despues de haber atravesado el territorio de uno á otro río, por la Picada de Paggi, en Enero de 1892 [3].
Mucho me llamó la atencion el ver sobre esas piedras algunas mujeres y muchas velas encendidas. Pregunté la causa al señor D. Joaquín Aramburú, vecino de Posadas, y uno de los yerbateros más antiguos, con quien veníamos juntos en el vapor, y me refirió exactamente lo mismo que el Dr. Holmberg ha escrito en su libro.
- ↑ Cap. XXI, pág. 358. Boletín de la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba, tomo X, año 1887.
- ↑ La traduccion de Itá-Cuá (Altar de Piedra) no es literal, sinó convencional en un caso de estos, porque cuá es cueva.
- ↑ La descripcion de este viaje ha sido publicada en la Revista del Museo La Plata, tomos III, IV y V. Viaje á Misiones Argentinas y Brasileras por el Alto Uruguay.