subi, Estanislao del Campo, el Martín Fierro de Hernandez, las de Eduardo Gutierrez, etc.; es decir, de aquel en cuyo cuerpo no corre sangre Guaraní, ni Quichua, en una palabra, el gaucho de la Provincia de Buenos Ayres, que hoy la va desalojando poco á poco para poblar la Pampa y los Territorios Nacionales del Sur, y que tiene representantes en las provincias limítrofes con ella, como ser: Entre Ríos, Santa Fé, Córdova, San Luis, etc.
He agrupado, los distintos datos recogidos, en diversas secciones, de las cuales hoy publico las tres que siguen:
Este inofensivo batracio, tan repelente á la vista, con su aspecto chato y pustuloso, que hace irritar los nervios de las personas sensibles, principalmente las señoras y niñas, desempeña un papel importante en la Campaña.
El Sapo, ya sea como remedio, ya como intermediario de la supersticion, es muy empleado por nuestros gauchos, que hacen de él un animal casi sagrado.
Raros son los paisanos que se atreven á matar un sapo, salvo cuando sus prácticas requieren su muerte, considerándolo siempre de gran utilidad.
La zona terapéutica de accion de este animal, no sólo se circumscribe al hombre, sino que se extiende tambien á los animales, siendo uno de los remedios veterinarios más importantes.
Durante mis viajes, he recogido, compulsándolos siempre, muchos datos sobre su empleo, y ellos forman el presente trabajo, que naturalmente está léjos de ser completo.
En la Medicina Popular, el sapo se emplea de diversos modos, segun las varias enfermedades á que se aplica; así, pues: