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femenino; pero casi siempre las curaciones se hacen gratuitamente, y más bien á título de amistad ó de servicio.

Algunos remedios (como se llaman vulgarmente las curaciones) los hace cualquiera, generalmente los mismos dueños de los animales, y son los vulgares, que no necesitan de palabras como ellos dicen.

Las palabras para curar, ó frases misteriosas, sólo las saben y las pronuncian los entendidos, guardan siempre un gran secreto de ellas, y sólo las transmiten á algún otro cuando se hallan muy viejos ó no quieren ya curar más, porque dicen que una vez revelado el secreto, adquiere el otro las propiedades curativas, perdiéndolas el denunciante.

Nunca, por este motivo, he podido recoger ninguna; pero supongo que serán invocaciones á Dios, ó á algún santo, y de carácter religioso simplemente.

Este tema es muy interesante y halagador, y es de desear que sea completado en lo posible, para que más adelante puedan compararse estas costumbres con las de otros pueblos de ginetes, como por ejemplo los árabes, los que deben tenerlas muy parecidas y quizás se encuentren grandes analogías que podrían fácilmente explicarse por la herencia que de ellos tiene nuestro paisano, como reflejo de la que dejaron á los españoles meridionales, que fueron los que, en mayor número, formaron los contingentes coloniales en la época de la conquista.

La cuestion del color del caballo, ó pelo, como dicen nuestros gauchos, es muy semejante á la creencia de los árabes en ese sentido; así, pues, es común oirles decir, hablando del pelo tostado (colorado oscuro):

Tostao, antes muerto que cansao, refiriéndose á la resistencia que tienen los caballos de ese color.

Otra supersticion muy generalizada entre nuestros gauchos, es la siguiente: el que quiera conservar un buen caballo, no debe dejarlo montar nunca por mujer alguna y mucho menos en cierta época, pues creen que, por ese hecho, los caballos se hacen flojos, no sirven para nada más, ó se vuelven totalmente pelados.

Un peon de la provincia de San Luis me refirió este caso: hallándose en un rancho de unos compadres suyos, su co-