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Su bagaje de supersticiones es siempre abundante: en los dos títulos anteriores sobre el sapo y la veterinaria campestre, se ha podido ver ya en cuanto hace entrar lo sobrenatural en las diversas prácticas y manipulaciones descritas.

El paisano, obligado por la Naturaleza á ser muy observador, todo lo vé, lo mira, lo escudriña, y dotado de una gran memoria, vá archivando los hechos que poco á poco trata de correlacionar, cuando las circumstancias se lo exigen; pero como no siempre puede darse una explicacion satisfactoria y natural de un suceso, etc., inmediatamente hace intervenir lo sobrenatural, víctima de su rica imaginacion, la que á su vez lleva consigo la herencia supersticiosa de todos los elementos étnicos que la componen.

Y así persisten las supersticiones, aumentando su número continuamente, cada vez que un nuevo hecho se produce.

Como todos los temas que ofrece el estudio del Folk Lore, este tambien es muy interesante y presenta fases múltiples y asuntos diversos que hay que coleccionar poco á poco, clasificándolos metódicamente, para que mas adelante pueda reunirse todo el material disperso, á fin de hacer un trabajo completo.


Signos de lluvia—Indudablemente que, para el habitante de la campaña, la cuestion agua es de una importancia absoluta y primordial, de modo que siempre están esperando ese maná líquido, que es la fuente de vida de toda la Naturaleza.

¡Cuántas angustias! ¡Cuántos sinsabores! y ¡cuántos malos ratos han hecho pasar las épocas de seca á la gente del campo!

Qué es lo que no hubieran dado en ciertos momentos por un buen chaparron?

Y en medio de esa vida de espera desesperante, cuántas observaciones, cuántas miradas al cielo, y cuántas conversaciones sobre el tema de la lluvia se hacen en sus casas, en las pulperías, por todas partes!

Un día llega un paisano á cualquier punto, y despues de apearse del caballo, sin poder contener su júbilo, dice: va á llover pronto, acabo de ver en tal parte donde sabe estar