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Página:Rodolfo Lenz - Estudios araucanos.djvu/232

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ESTUDIOS ARAUCANOS VI

pueblos. Algunos temas, como el de la carrera desigual ganada por un ardid (compárese especialmente el cuento aleman en que el cangrejo se pega en el rabo del zorro para ganar la carrera) son mui conocidos. No es, sin embargo, necesario que todo lo igual en tales asuntos esté en dependencia mutua, aunque muchos de los cuentos araucanos evidentemente no pueden remontar a tiempos anteriores a la llegada de los españoles i talvez no lo haga ninguno. El cuento araucano que me parece mas antiguo i completamente libre de influencias europeas, el del zorro con el tigre (número 4), contiene un rasgo mui característico, que acabo de encontrar en un cuento de los hotentotesnama i en otro de los suaheli del Africa. En nuestro cuento, el tigre está en una emboscada para sorprender al zorro cuando se acerca al bebedero. El zorro malicia la presencia del enemigo i deteniéndose a cierta distancia dice:

«Habla siempre mi agua, cuando quiere que la beba. Por esto tengo que decirle cuatro veces: ¡Quiero beberte, agua! entónces el agua me contesta: ¡Ven a beberme! Por esto: ¡Quiero beberte agua!—¡Quiero beberte agua!—¡Quiero beberte agua! No habló el agua, «Parece que mi agua no quiere que la beba», continuó el zorro. «¡Quiero beberte agua!» Entónces dijo el agua (es decir, el tigre) «Ven a beberme!»—«¡Oh! dijo el zorro, nunca he oido que el agua pueda hablar!» i escapó con toda lijereza.

En el cuento de los hotentotes [1] dos leones esperan en la casa del chacal. Éste tiene sospecha «cuando estaba a cierta distancia de la casa, pero acercándose despacio a ella, esclamó: «Casa mia, casa mia!» Pero nadie contestó. Entónces esclamó otra vez mas: «¡Casa mia, casa mia!» Pero nadie contestó. Entónces dijo el chacal: «Oh! ¿qué habrá sucedido a mi casa, porque no contesta? Oï, Oë—hë!—Cierto que hai algo en la casa!» I otra vez mas esclamó: «¡Casa mia, casa mia!» Entónces uno de los leones contestó: «Oë—hë!», i el chacal dijo: «¡Vaya! ¿Desde cuándo puede contestar la casa?» i escapó.

El cuento de los suaheli [2] es bien parecido: El zorro se acer-

  1. Véase A. Seidel, Geschichten und Lieder der Afrikaner. Berlin (1896) páj. 133.
  2. ibidem páj. 227.