parece que ya he conseguido mi fin o voy a conseguirlo mañana. ¿Por qué es esto, Basilio?
—Porque has encontrado tu base en el pueblo.
Es muy difícil asegurarse una posición firme; pero una vez que has unido tu suerte a la del pueblo, él te levantará muy alto y te convertirá en su héroe.
También yo siento que te has hecho fuerte.
—¡Qué inmensa es Rusia! Cuando cierro los ojos, me figuro bosques, barrancos, ríos, campos, más bosques aún... Di, Basilio, ¿crees tú que nuestro pueblo es un gran pueblo?
—Sí, lo creo.
—Pase lo que pase?
—No importa.
—Pues bien; no lo olvides... Has de saber, Vasia, que hasta en mamá...
—Cállate. No hay que hablar de ella. Duerme.
—No, si no es nada. Quería decirte que hasta en mamá pienso ahora sin dolor. No es indiferencia.
Me digo, simplemente, que ella no es la única; ¿por qué va a ser más feliz que las demás? Es verdad:
mamá es... No. Tienes razón; vale más no hablar de eso.
—Sí, es lo mejor. Duerme, Saschuk (1).
—Bien, voy a dormir... ¡Vasia!
Kolesnikov no respondió.
Una hora después oyó que Sacha se levantaba y se dirigía a la salida de la barraca.
—¿Dónde vas?—preguntó.
(1) Diminutivo cariñoso de Sachka.
