Página:Sachka Yegulev.djvu/269

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conversaciones insignificantes. Del mismo modo, al mirar el mar tempestuoso desde la playa vemos las olas sucederse con orden una tras otra; pero en alta mar cambia la escena, y en lugar del orden reina el caos y la ley es substituída por el capricho y el azar.

Vaska Soloviev era un verdadero canalla, incapaz de comprender la pureza de sus intenciones; esto era ya bastante penoso. Pero había algo infinitamente más terrible: Soloviev hacía lo mismo que Yegulev; entre la conducta de las dos bandas no había ninguna diferencia, y Vaska şe había atrevido a tomar el nombre de Yegulev. ¡Ni la más mínima diferencia! También Soloviev distribuía dinero a los pobres, castigaba a los opresores de los campesinos y se vengaba de ellos quemando sus casas; y, sin embargo, era un bandido, un bandolero, un hombre vil, sin honor. Ahora todavía los campesinos establecían cierta diferencia entre los dos Yegulev; pero poco a poco los límites se irían borrando y pronto comenzarían a confundirse en un solo hombre. Entre los mismos «Hermanos del bosque» había algunos que hablaban con elogio de Vaska Soloviev y no trataban ya con el mismo respeto a su atamán. ¿A qué, pues, aquella pureza, aquel espíritu de abnegación, aquellos sufrimientos?

¿Quién comprendería el enorme sacrificio? ¿Quién distinguiría el lobo voraz del cándido corderillo?

—¿Por qué habré sacado a Sacha de su casa?pensaba con frecuencia Kolesnikov—. Soy un criminal. Pero no se atrevía a pronunciar contra