Página:Sachka Yegulev.djvu/284

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
280
 

Sí; pero ¿cómo encontrar al guarda? Yo no conozco el camino.

Callaron. Transcurrieron unos instantes.

—Haga usted lo que los campesinos: échese al suelo y pegue el oído a la tierra; la tierra le indicará el camino.

Sacha siguió el consejo, y le pareció que ya sabía qué dirección tomar.

Levantaron a Kolesnikov, cargaron con él y reanudaron la marcha. Sacha sostenía al herido por los brazos; el marinero, más débil, lo sostenía por los pies. La cabeza de Kolesnikov colgaba como la de un muerto. Pronto notaron que habían tomado una dirección falsa, y tras una pequeña vacilación torcieron a la derecha; luego, a la izquierda; no comprendían nada, no tenían ninguna idea, y sin darse cuenta andaban por el bosque dando vueltas alrededor del mismo sitio.

Empezó a llover. El bosque se llenó de ruidos.

Les parecía ahora que todo el bosque andaba con ellos, y que ellos apenas si avanzaban. Sintieron vértigos. Varias veces se detuvieron para ver si Kolesnikov respiraba aún; además del miedo y de la angustia tenían otro pensamiento secreto: si Kolesnikov estaba ya muerto, no era cosa de llevarle más lejos.

La lluvia era cada vez más fuerte. El camino, fangosísimo, no se sentía bajo los pies; parecía haberse deshecho por completo. Una vez estuvieron a punto de caer en un profundo barranco lleno de agua. El dolor y la humedad fueron causa de que