—No sé... acaso tehgan miedo... No te enfades, mamá; aseguran que sólo en nuestra casa ven la verdadera vida.
31 —¡Mienten!—decía Lina—. Timojín no sabe ni siquiera bailar. Una vez que le invité, me miró como un buey, estúpidamente.
—Y, sin embargo... de toda nuestra clase, Timojín es el único que aprende inglés. Lo conoce ya bastante bien... y sin profesor...
—¡Vaya un inglés!...
La madre procuraba poner paz entre los hermanos.
—Está muy bien que estudie el inglés; pero solo no aprenderá nunca la pronunciación. En cuanto a que no sepa bailar, eso no es grave; pero bien podía tomar parte en la conversación... Naturalmente, tú, Sacha, los conoces mejor que nosotras...
En la próxima reunión estuvo muy amable con aquellos jóvenes a quienes no quería; pero no logró desatarles la lengua, e indignada se lamentó de nuevo. Todo esto, sin embargo, no eran más que incidentes sin importancia. En suma: aquellos chicos eran simpáticos. Helena Petrovna los veía con gusto porque comprendía que su Sacha era el mejor de todos. Cuando los demás cantaban o se ponían a hablar de asuntos importantes, en el mismo silencio de Sacha se notaba su superioridad. En las discusiones todos intentaban ganar a Sacha a su partido. ¿Estás de acuerdo, Pogodin?» Y aquel con quien Pogodin estaba de acuerdo consideraba terminada la discusión y triuniaba como si tras la