ESQUEMA SEXUAL 59
Esta idea se confirma al examinar el tercer período sexual! de la vida de nuestra compañera, o sea desde el coito primero hasta la menopausia.
La iniciación sexual origina una serie de procescs fisioló- gicos en la mujer. Todos los gametos masculinos que han pe- netrado en el organismo femenino, deben ser cuidados por és- te. El coito es para la mujer un proceso complicado, median- te el cual, no sólo penetran en su cuerpo los gametos mascu- linos, sino que también se incorporan a su sangre productos químicos ajenos, que recibe en unión del esperma.
Además de los zcospermas, se introduce en el organismo de la mujer una compleja mezcla de secreciones de las glándul=s accesorias del aparato masculino. La membrana mucosa de las vías genitales de la mujer absorbe estas sustancias. Se citan numerosos casos de trastornos sufridcs por mujeres en los primeros meses de matrimonio.
El testículo está formado por dos tipos de tejidos: el semi- nífero y el intersticial.
El seminífero forma los espermatozoides. Las células in- tersticiales son de tipo glandular. Se agrupan en conglomera- dos más o menos densos, entre los tubos seminíferos. A ellas se debe la secreción interna testicular.
En el testículo, ja división del trabajo corresponde a una di- ferenciación histológica: la función seminal o externa la ejer- ce el seminífero; la endócrina o interna, el intersticial.
Ovario y testículo proceden de un tejido común del em- brión: la eminencia urogenital. Hasta la cuarta semana des- pués del embárazo no es posible distinguir en el embrión si la futura gonada será masculina o femenina.
La gonada es indiferenciada en sus comienzos. La diferen- ciación completa no se hace nunca. Quedan elementos mas- culinos en el ovario y femeninos en el testículo o bien una ap- titud bifuncional en las células, capaz de manifestarse en ciertas condiciones y segregar las hormonas del sexo contrario. To- da gonada es un ovario-testes, pero con predominio de los elementcs testiculares en el macho y de los ováricos en la hembra. : ! 4
Del profundo estudio aue hace Marañón de los caracteres sexuales secundarios más importantes —cabello, laringe, voz, etc.— se desprende, igualmente, que entre los signos físicos
