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SENADO CONSERVADOR

Núm. 785

Excmo. Señor:

Visto el papel que V.E. me ha confiado, en que se reprueba el proyecto de que se declare principal esta Aduana, exije tanto la conexion de ideas que se ha presentado en esta materia, como la claridad con que deben demostrarse las razones de conveniencia que se han tenido a la vista para la innovacion del proyecto, seguir el órden de pensamientos que ha tenido a bien fijar el autor de él.

La decision sobre la conveniencia de erijir esta Aduana por principal, no creo sea uno de los grandes negocios que pueda escapar del golpe de vista del jenio mas feliz. Al contrario, parece que tanto su naturaleza, como todas sus circunstancias, lo hacen un asunto llano, si se presentan las ideas fuera de todo aparato misterioso, i revestidas del deseo que prospere el país, i aumente el Erario. El verdadero punto de vista para considerarlo será fijamente la cuestión jeneral, si conviene o nó, i cuándo a un Pistado o país, el tener sus aduanas principales en los puertos de concurrencia mercantil. El autor del papel asegura que en las naciones constituidas conviene que se sitúen las Aduanas en los puertos, i las observaciones que hace no son sino una consecuencia de hechos indudables i de principios inconcusos en la ciencia económica. Por consiguiente, la cuestión que solo resta examinar será si estas razones jenerales deben o pueden ser aplicables a este puerto de Valparaíso en el estado actual de Chile. Un hombre versado en economía política i en la estadística de los pueblos, creería no solo bastante decir que los principios que forman, distribuyen i mantienen las riquezas de los países, son inalterables, porque ellos son una rigurosa consecuencia de las observaciones constantes de hechos jenerales i particulares que han concurrido a manifestar su evidencia i a es tablecer una ciencia. Si por esto resulta que las Aduanas colocadas en los puertos han contribuido al fomento i prosperidad de los países (según se confiesa), por una irresistible deduccion debe concluirse que a Chile le conviene establecer las Aduanas en sus puertos i, de consiguiente, erijir esta receptoría de Valparaíso en Aduana principal. Unas mismas causas siempre productivas, producen los mismos efectos en todas partes, i parece bien estraño que se haya podido concebir de que solo Chile no está en el caso de hacer su prosperidad como la han hecho todas las demas naciones.

Las razones de duda que se apuntan, no son sino una equivocacion o en los hechos o en el raciocinio. El que Chile tenga sus puertos en su estado natural, i mas bien como una costa habitada, es precisamente lo que debe inducir a mejorarlos, aplicándoles las medidas que en otras partes han convertido esos puertos desiertos en emporios de tráfico i de opulencia. El que esté por constituirse i que en medio de los riesgos de la oposicion de la España, no cuente con relaciones que garantan su seguridad, es precisamente otra razon que demuestra la conveniencia del punto en cuestion; porque todo lo que contribuya a aumentar en riqueza le debe dar mas medios i aptitud para constituirse, i el mejor espediente para adquirir esas relaciones que no tiene, es facilitando en sus puertos el curso de las esportaciones interiores e importaciones de afuera, que forman el verdadero interes de las naciones para dispensarles su proteccion. El que tenga cuantioso comercio por la cordillera i necesidad de otra aduana en la capital, tampoco es una razon para que no se atienda i se facilite el comercio en otros puntos en donde puede hacerse cuantioso. Que Valparaíso sea solo el único puerto de la provincia de Santiago, i solo una garganta de su comercio, no es una circunstancia que destruye la conveniencia, sino el único medio por donde debemos adquirirla. De este modo, lo persuade, porque en el mero hecho de ser solo debe hacer atender a que en él se establezca el mejor órden productivo al Estado, i éste es el único arbitrio de hacer producir al comercio el lleno de los derechos que debe reportar sin descaminos.

Las necesidades del Estado tampoco son una razon particular, sino mas bien un motivo para consultar la mejor que han combinado las demas naciones para atender a sus necesidades. En una palabra, el que las manos útiles son raras, tampoco puede ser un obstáculo para hacer una reforma importante, porque con tal principio nada útil se habría hecho en este mundo, pues todo en su creacion i en su infancia ha sido raro. Los pueblos civilizados están ya demasiado convencidos que el modo mas eficaz de formar manos útiles es el hacer establecimientos donde se vayan formando, de modo que los resultados jenerales a la larga indemnicen el mal parcial que se haya tocado en los ensayos o principios.

Por lo espuesto, se debe conocer que la cuestión si conviene en este puerto una Aduana principal o nó, no ha sido considerada en su verdadero punto de vista. Lo mas estraño es que se avancen hechos que la esperiencia i el amor público desmienten diariamente. El contrabando estranjero se hace con mas frecuencia e impunidad en el largo tránsito del viaje a esa capital. En el camino tienen los comerciantes muchos puntos en donde suplantar la calidad o cantidad de los efectos i desbaratar todo el sistema reglamentario de precauciones adoptadas, i que se adoptaren en este puerto. Las mismas casas de los capataces de tropas son depósitos de los cargamentos que, con pretesto de mudar bueyes o refaccion de las carretas, los detienen. Esta es una verdad. Yo mismo lo he visto en los viajes que he hecho, i En vano seria dictar que un dependiente del