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SENADO CONSERVADOR

corto salario, con tal que se le diese en dinero de plata su salario, para no ir cargado de cobre? ¿Si será este mal comparable con el que nos proponen, por ejemplo, Horacio i Salustio, de aquella pobre mujer que, necesitando solo una vara de huinchas, se vió precisada a comprar vara i media por no haber moneda de ménos valor que un cuartillo? ¿Cuántas son las medias varas que pierde la infeliz en aquel peso ménos que recibe el marido por llevar dinero i no cobre? ¿Decirse lo que piensan algunos políticos rateros, esto es, que la moneda de cobre no se empleará en pagar derechos, salarios ni dependencias, ni en comprar jéneros, ni mercancías valiosas, sino únicamente cosas de poca monta i comestibles, como frutas, carne, velas, etc? ¿Cuántos serán los inconvenientes que se dimanarán de semejante providencia? ¿Quién podrá ni de mil tiros hacer la división específica? ¿Con qué comprará el verdulero una vara de paño o un poco de bretaña que necesita, si no tiene mas moneda que la de cobre? ¿Con qué surtirá el bodegonero su taberna, si no tiene dinero en plata? ¿Con qué pagará el carnicero mil vacas al hacendado, si su reventa no le ha producido mas que cobre? ¿En contrará éste acaso quien le venda una partida de ganado por una moneda que no pueda darle uso sino en pataratas i cosas de poco momento? Ciertamente se agota la imajinacion con tanto grupo de dificultades. El comercio es un encadenado del rico, del pobre, del soldado, del artesano i del mas ínfimo individuo de la sociedad? I de aquí es que no puede hacerse entre ellos separacion de numerario, i que de todos modos es perjudicial al público el proyecto de la moneda de cobre.

Pero aclaremos mas esta verdad con otras demostraciones sensibles. Se dice en el discurso de la Aurora que si tuviésemos otras monedas mas pequeñas i de uso jeneral en el reino, como ochavos, etc., los pobres hallarían un socorro mas pronto i frecuente. ¡Qué engaño! No porque fuese menor la moneda, habría mas limosneros. Esta es efecto de la caridad i de la posibilidad, i ya hemos visto que serian entonces menor del jiro las proporciones i las utilidades por la mayor pobreza en que quedaría el reino. Sucedería sí, si la moneda fuese menor, que el hombre piadoso i caritativo haria con ella sus erogaciones, como hoi las hace con los medios reales de plata, por ser la mas pequeña i proporcionada para descargar su obligacion en obsequio de la humanidad. ¿I qué resultaría de esto? Que el pobre mendigo i vergonzante, que hoi, con medio real que se le da de limosna, tiene lo suficiente para alimentarse i pasar bien el dia, entonces no podría socorrer su necesidad con los ochavos que habia recibido de aquellas mismas caritativas manos, que ántes le socorrían con monedas de plata. ¡Pobres hospicios! ¡Pobres viudas! ¡Pobres comunidades! Esta resolucion seria toda vuestra ruina i vuestro mayor trabajo.

La agricultura, baza fundamental del comercio, padecería también muchos atrasos i perjuicios.

La miserable constitucion del país causaría la desercion de sus habitantes, como la plata i el oro es el mayor incentivo para atraer jentes de otras partes, la inopia del lugar también les cerraría las puertas para que no entrasen ni se avecindasen en el reino. De estos dos principios, dimanaría que hubiesen ménos consumidores de sus frutos, i por consiguiente, seria despreciable i aun se abandonaría la labranza i cultivo de la tierra.

Por esta propia causa, podemos asentar que el proyecto del cobre es inmediatamente contra la seguridad del reino, porque si la miseria es el motivo de la desercion de sus habitantes i de una necesaria despoblacion de estas feracísimas provincias, no solo no habrá manos para cultivarlas, sino también ni brazos para defenderlas de las excursiones i asaltos de los ambiciosos enemigos que aspiren a poseerlas. Con esta demostración tan sencilla i palpable, del grado a que puede ascender el daño que contra el Estado causaría el propuesto proyecto, se patentiza la ninguna utilidad que nos acarreará su verificativo, i que puede ser el principio i causa de una irreparable ruina. O de otro modo, véase, pues, ahora los bienes i utilidades que se imajina el proyectista de la plantificación de su moneda de cobre. Cotéjense sus bienes con los perjuicios i daños que llevamos espuestos, con sencillas, palpables i evidentes demostraciones. Con que si se quiere i desea facilitar el comercio interior i de cosas menudas o de poca monta, ha de ser precisamente sellando monedas de metal de plata, atendiendo a la regla inviolable que prefieren las leyes i asientan los políticos, esto es, que las monedas lleven en sí su intrínseco valor, con solo el escalfe del real señoreaje i precisos costos de su construccion.

Si nos ciñiéramos a esta jeneral regla para impedir falsarios contrabandos, cada moneda de cuartillo de cobre deberá tener cinco onzas, la mitad, dos i media, i proporcionalmente en diminucion los cuartillos i los ochavos, si se quisiesen también sellar. Si eso se verificase, léjos de ser útil al Erario, le seria mui costosa i gravosa la construccion i grabado de semejante moneda por los crecidos costos de oficina, cuños i manufactores, que todos deben ser distintos i separados para las monedas de oro i plata, siendo comparativamente de poco momento el ahorro de los Ministros de la Casa de Moneda. Aun la amonedacion de doces, reales, medios i cuartillos, siendo así que es indispensable para el económico manejo de las cosas menudas o la circulacion del jiro interior del reino, han representado varias veces los señores Intendentes, que es sumamente gravosa a la Casa, i ha sido preciso mandato de Gobierno para que se acuñen. Si el proyecto no contradijera a mi razon, yo me remitiria a la prueba: entonces se veria que en un