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SESION DE 7 DE ENERO DE 1824

sales, personales, la ruina de las especies litigosas, la pérdida de tiempo i atenciones a los propios negocios, i los males secundarios i morales que causa un pleito, como el desórden doméstico, la exaltación de las pasiones i depravación de costumbres; contando con los pleitos de concurso de acreedores, minas i particiones, en que muchas veces perecen casi todas las especies en costos i deterioros, i los de tierras, cuya prolongación consume mas dinero que el valor de la especie; podemos decir que, por un cálculo moderado i compensando los negocios grandes con los pequeños, vendrá un litigante a perder diariamente tres pesos, i suponiendo que en los fueros i tribunales de todas las provincias de Chile existan 700 pleitos, que en cada uno haya solamente dos interesados, resultan de pérdida diaria 2,400 pesos que al año componen 1.533,000 pesos; suma que bastaría para mantener nuestra tropa veterana i la instrucción pública. Pero sobre todo siendo efectivo que, tomado un término medio entre los pleitos de larga i corta duración, puede computarse que cada uno subsiste cinco años, resulta que el valor de los costos, pérdidas, males i perjuicios en los cinco años importa 7.665,000; suma a que seguramente no alcanza el valor de todas las especies que se litigan en Chile. De que resulta esta consecuencia que, tomada la materia en jeneral como deben tomarla la política i las leyes, convendría mas a cada litigante perder un pleito que demorarlo.

H. —También oí hablar de la dirección económica nacional: esplicadme que majistratura es esta i por qué la hai en Chile; cuyo Erario no sufre muchos gastos.

D. —La dirección económica está encargada de fomentar i dirijir la prosperidad interior. El comercio, las minas, la agricultura, las artes, las obras públicas de todo jénero i cuanto puede contribuir a la comodidad interior, todo se pone a su cuidado i dirección. Es una majistratura, en quien descansa la Nación i el Gobierno para todas las atenciones de adelantamientos nacionales. Se compone de seis directores, de los cuales dos están siempre viajando en países estranjeros, examinando todos los objetos de industria adaptables al nuestro i proporcionándole los profesores, instrumentos i auxilios necesarios; dos se ocupan en reconocer todas las localidades marítimas i continentales del Estado, para esta blecer i administrar o dirijir en ellas los objetos de su instituto; i dos se mantienen sedentarios en la capital, para asistir al Gobierno en su Consejo de Estado i dar centralidad, movimiento i recursos a todas las empresas públicas. Tienen por subalternos los consejos departamentales de las provincias, que principalmente son unas juntas económicas, con quienes se arreglan i examinan las necesidades de cada una; i las Municipalidades son unas terceras manos que instruyen en detalle i auxilian para los establecimientos territoriales. Léjos de ser costosa la dirección económica, ofrece una infinidad de ahorros i ventajas. Hoi el Gobierno, sin tener de quien instruirse sobre lo que importa emprender o fomentar en cada provincia, sin precedentes conocimientos científicos de las localidades i proporciones territoriales, sin tener quien sólidamente le instruya de lo que hai útil en otros países i adaptable en el nuestro; sin tener a quien confiar una obra pública, ni quien la reconozca i cuide de su economía, cuenta i razón, lo que hace es dirijirse por la charlatanería del primer aventurero; poner un superintendente bien pagado para cada empresa i aniquilar el Erario con gastos aventurados i regularmente con las obras de ménos importancia, i utilidad. Entre otros muchos ramos, tiene la dirección económica reunidas las funciones directivas del consulado i minería, i su dotacion total es mucho ménos de lo que las ordenanzas respectivas señalan para los funcionarios de estos dos ramos; principalmente cuando los Directores de países estranjeros, son los mismos Enviados diplomáticos que costea el Fisco.

Vosotros, decía el sacerdote ejipcio a Platón, i los cultos i orgullosos griegos, aun estáis en la infancia de los conocimientos naturales i políticos. ¿I qué diríamos a sus émulos los franceses, si rejistrando su almanaque hallásemos en solo París cerca de 50 majistraturas, dicasterios, juntas í sociedades dirijidas a objetos de economía interior, sin alguna superintendencia central, sino es el Ministro de lo Interior encargado de todo Gobierno polítíco i directivo de la Nación? Qué de ver los tesoros fiscales, los bienes nacionales i las grandes dignidades destinadas al copero, al cazador, al caballerizo, al paje de cortina de los emperadores i reyes, i ninguna superintendencia de prosperidad nacional? En España habia consejo de órdenes militares, de inquisición etc. ¿I qué de prosperidad?

Cuando la dirección económica sobre el ahorro de gastos no trajese otros bienes que el de existir una majistratura que representase i exijiese por la comodidad i prosperidad nacional, i que separase los caudales i contribuciones municipales i gremiales, destinadas a este objeto, del tesoro fiscal que todo lo absorbe, este único beneficio merecia su pago i establecimiento.

H. —Confieso que me agrada infinito esta majistratura o superintendencia de prosperidad interior, i que yo la establecería aun cuando para costearla me fuese necesario dejar el Estado con solo un oficial jeneral. Pero oigo decir que en la Constitución se establecen muchos funciona rios que no podrá costear el Fisco.

D. —Mi amigo, no son los funcionarios civiles sino el lujo militar el que empobrece una nación i la deja agonizante. El tren de grados superiores en Chile, sobraría para un ejército de cien mil hombres, i cada sardina que veis en los hombros, cuesta como un majistrado civil de primera clase. Esto es lo que ha procurado moderar la Constitución. Por lo que hace a majistraturas, hai mui poco