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SESION DE 15 DE JULIO DE 1824

de la centralidad que constituye la fuerza de las naciones, falto de recursos, perdida la moralidad del ejército, destruido el patriotismo i entregados los ciudadanos a la sola consideración de sus propios males, las operaciones de la guerra se paralizarán i cuando bajo la dirección de V. E. la Patria debia contar los triunfos de su libertad, vendrá a ser presa de un enemigo débil, que espera solo el momento de nuestra desorganización para lanzarse sobre nuestras provincias, bajo la seguridad que le presente nuestra instabilidad. Estos son los resultados seguros de la dimisión de V. E., que infaliblemente sumirán la Patria en un abismo de males, si insiste en la determinación de su renuncia. Pero, señor, ¡en qué situación recibe el Estado un golpe tan inesperado! ¡Cuando el horizonte político se nos presenta mas risueño que nunca, cuando el resto miserable de enemigos que ocupan el archipiélago va a sucumbir al esfuerzo de nuestras armas, en los momentos en que las disensiones de los españoles en el Perú nos presentan la mejor ocasion para concluir la guerra de la independencia, i finalmente, cuando de un momento a otro esperamos saber el resultado de las marchas militares del señor Bolívar! V. E., que ha prodi gado tantas veces su sangre por la salvación de la Patria, ciertamente sufrirá mas bien el peso grave de la administración, si se digna fijar sus miradas con detención en la situación difícil i peligrosa de la Patria.

Aun no son estas consideraciones las que con tristan mas el ánimo del Senado, que otras mas terribles angustian su atención. El ve, como resultado de la separación de V. E., la pérdida de nuestra respetabilidad esterior i de su crédito, que ha sido el fruto de nuestro valor i virtudes cívicas durante la lucha de nuestra emancipación, de este crédito que, al paso que nos ha captado la admiración de las naciones del viejo mundo, nos ha proporcionado su decisión al reconocimiento de nuestra independencia. Las potencias europeas que nos han observado con tanto Ínteres en la marcha de la libertad, al fin de decidir a admitirnos al rango de 1' stados constituidos, i cuando la enerjía con que hemos sostenido nuestros derechos las ha impelido a dirijirnos plenipotenciarios; cuando éstos en el seno de Chile mismo inspeccionan nuestro órden interior i los grados de su estabilidad para conocer nuestras virtudes i desmentir las opiniones desfavorables que difunde la España, quiere V. E. hacer sufrir al país la pérdida mas inestimable, haciéndolo retrogradar en el concepto de las naciones decididas a protejer nuestra emancipacion.

Por todas estas reflexiones i por el cúmulo de males que sucederán al Estado, si V. E. no desiste del empeño de retirarse de la Dirección Suprema, cree el Senado de que su dimisión es el negocio mas árduo que puede ofrecerse a la Nación i que debe ser tratado con toda la circunspección que exije la salvación del órden público. Por esto es que no ha tomado en consideración este negocio difinitivamente hasta que, consultando V. E. su Consejo de Estado, con presencia de esta nota, reciba el asenso suscrito de cada uno de sus miembros en la renuncia que pretende se le admita por la honorable que se contesta.

Interin se da este importante paso, el Senado tiene el honor de asegurar a V. E. sus sentimientos, de aprecio i consieleracion. —Sala del Senado, Santiago, Julio 16 de 1824. -Al Supremo Director.


Núm. 837

Considerando el Senado que no es fácil proporcionar por ahora dinero efectivo para el pago de lo que se adeuda, ha acordado se satisfaga a su Secretaría en billetes, ampliando en esta parte la sanción anterior sobre este punto.

El Senado ofrece a V. E. sus mas altas consideraciones de aprecio. —Sala del Senado, Santiago, Julio 15 de 1824. —Al Supremo Director