cultas estranjeras, de las costumbres, industria, idiomas de ellas, me he resuelto hoi a solicitar de V.A. la gracia de ser asociado a los ciudadanos de este reino i naturalizarme en él. —Pongo por mayor mérito mio mi amor i voluntad a estos naturales i a este reino, donde ya he adquirido en cierto modo el titulo de vecino respecto de poseer fundos rústicos i urbanos en él. —Esto supuesto, i ofreciéndome grato a los servicios de la ▼patria, espero de la poderosa munificencia de V.A. me honre con una carta de naturalizacion que me coloque en el gremio de los felices chilenos, i que disponga de mi lealtad como del mas adicto de sus conciudadanos. —Es gracia que espero de la justificacio de V. A. —Mateo Arnaldo Hoevel.
El ▼Congreso de los representantes del reino oyó con gusto la solicitud de Ud. para que se le naturalice en él. El conocimiento anticipado que se tiene de sus virtudes bastará para hacer una declaracion que le lisonjea. Si el acaso, que designa ordinariamente el nacimiento, fija en los hombres aquel instinto indeleble que los obliga a amar i a procurar el bien posible a sus conciudadanos, debe esperarse con mas razon del que elije para su patria el pais que le mereció preferencia despues de comparado con el nativo i aun con otros en que adquirió la fortuna i conocimiento, que desea emplear en la prosperidad de éste. Puede Ud. contarse como hijo suyo, estar seguro de la proteccion de las leyes i de todas las prerrogativas de que es digno por su mérito i en fuerza de esta solemne adopcion. —Dios guarde a Ud. muchos años. —Sala del Congreso i octubre 28 de 1811. —El Congreso. —A don Mateo Arnaldo Hoevel.