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CONGRESO CONSTITUYENTE

en cuerpo de su comunidad. —Santiago, Noviembre 12 de 1823. —Pedro Arce.


Núm. 706

Soberano Señor:

La Comision ordinaria de Hacienda, aunque penetrada de la necesidad de auxiliar los pueblos que carecen de propios i arbitrios con que mantener una escuela de primeras letras i cárcel para seguridad de delincuentes, es de parecer que, pudiendo ser muchas i mui diferentes las circunstancias de los pueblos que se hallen en aquel caso, es de sentir que no pueda designarse cuota alguna fija, i que, recomendándose la mocion actual del señor Montt al Poder Ejecutivo, provea de remedio en los reclamos que puedan hacerse, exijiendo de los Cabildos los arbitrios que puedan adoptarse para sostener dichos establecimientos sin gravámen de los ramos fiscales tan necesarios ahora para el sosten de la guerra i demas urjencias del Estado; i en su virtud se presenta el siguiente

PROYECTO DE DECRETO

Artículo Único. Siendo necesario facilitar a los pueblos que carecen de escuela i cárcel por falta de fondos públicos, los que necesitan para el sosten de estos establecimientos, el Poder Ejecutivo, exijiendo de los respectivos Cabildos el informe correspondiente i los arbitrios que en cada villa puedan adoptarse para aquel objeto, procederá a consignar la cuota necesaria sin gravámen de los fondos fiscales, dando ántes aviso a la Representacion Nacional para su aprobacion. —Bilbao. —Cortés. —Basso. —Redondo.

Con este motivo, reitera la Comision al Soberano Congreso sus respetos i obediencia. —Santiago, Noviembre 3 de 1823. —Joaquín Gandarillas. —Manuel Cortés.- Doctor Gabriel Ocampo.

Secretaría, Noviembre 12 de 1823. —A la sesion que corresponde. —(Hai una rúbrica). —Doctor Ocampo.


Núm. 707

Soberano Señor:

El Cabildo de la villa de Santa Rosa de los Andes no ha vacilado en representar con su mayor respeto a Vuestra Soberanía las razones que le ocurren en apoyo de la mocion de su diputado, sobre que los jefes que hayan de mandar en lo sucesivo en los pueblos sean de sus mismas vecindades. No se mueve a este paso porque crea que los fundamentos que espondrá se oculten a la penetracion de Vuestra Soberanía sino por tener en esta época feliz la gloria de publicar su voto, que cree el de todos los pueblos.

Vanos habrian sido los sacrificios de éstos por conservar su independencia, vanos los de los particulares por el tesoro inestimable de la libertad civil, si al tiempo en que se ponen las bases de ella se les dejase reducidos al pesado yugo de sujetarse a unos hombres, que ejercitasen el despotismo en iguales términos que los antiguos correjidores o subdelegados, cuya historia si está tan llena de trajedias, no deja de tener pasajes parecidos a la de los Tenientes-Gobernadores o Delegados en nuestros tiempos. A la verdad, señor, ¿qué pueden esperar los pueblos sino desaires de unos hombres que, por no ser de su seno, no tienen el menor interes en su adelantamiento, que no tienen conocimiento de sus peculiares costumbres ni de los sujetos a quienes van a mandar i, sobre todo, que, no proporcionándole los destinos con qué vivir, solo van a servir de una carga molesta al público i a los particulares por los arbitrios de que necesitan valerse, o han de verse reducidos a una suerte miserable que mas les concibe el desprecio que el respeto?

En efecto, señor, cualquiera de los capítulos espresados es bastante para retraerse de mandar a los pueblos gobernantes estraños que, por la falta de conocimiento de los lugares i vecinos, induce siempre yerros de mucha consideracion de que por lo comun resultan todos los del tiempo de un Gobierno. Hai, por desgracia, en los pueblos hombres inquietos i mal entretenidos, que cifran su fortuna en ganar la voluntad del que manda para sostener litijios o fomentarlos i para otros torcidos fines; éstos son los que se presentan a todas horas delante de los jefes; observan i lisonjean sus inclinaciones i sus pasiones mismas, al paso que los hombies de juicio, embebidos en su trabajo i seguros en sus buenos procedimientos, no cuidan de ganarse la es timacion por esos medios; i como la constitucion humana es naturalmente débil, aquéllos siempre logran la proteccion del majistrado que les franqueó su trato sin conocerlos, i le precipitan regularmente a hechos los mas impropios, i los hombres de bien i la parte mas digna de consideracion (los miserables), son víctimas de la perversidad i de la intriga.

El adelantamiento de los pueblos no llevará mejor parte en la consideracion de los hombres que no están ligados a ellos por sus relaciones, por sus fortunas i vecindades, si bien es mui estraño que no se interesen por la felicidad de un país los que han nacido en él o los que lo han escojido para su residencia permanente, porque esta propension es casi natural; es mui raro i casi sin ejemplar, el que haya tal interes en personas que no tengan esas calidades, porque esto toca ya en lo heróíco, i desgraciadamente están los héroes demasiado escasos, lo cierto es i la esperiencia lo enseña, que poco o nada adelantan