lo que hace a los hilados de algodon, las máquinas francesas producen anualmente mas de veinticinco millones de libras de hilo. No quiero detenerme en la descripción de una máquina inglesa que trae Chaptal, que suple las tres operaciones para preparar el hilo i cáñamo para los hilados, sin el riesgo de la salud pública que habia ántes. La aplicacion de la química a las artes mas necesarias, es aquí enteramente desconocida. En la tintorería, los colores ni son finos ni permanentes. En las bayetas no se usa el azul de tinaco, el que se da por medio del ácido sulfúrico es el mas imperfecto. ¿Cuántos saben en nuestro país los nuevos descubrimientos acerca de la preparacion, usos i aplicacion de las fábricas de los ácidos sulfúrico, muriático, que blanquea tan fácilmente los linos; la del vinagre de leños, tan útil a los tintes negros, etc.? Cuán atrasados no estamos en las destilaciones; cuán viejos no son nuestros alambiques? La estraccion de azúcar de betarraga nos es desconocida. Pero, señor, la introduccion de estas industrias no se logra sino siguiendo paso a paso el ejemplo de las naciones que las poseen. Estas son conquistas de la sabiduría i de la actividad. Es necesario, (dice Chaptal), ver e imitar lo que hicieron en Francia desde 1783 los hombres revestidos de la confianza del (iobierno para resolver el siguiente problema: "Sacar la industria de su anterior letargo, naturalizar las fábricas que les faltaban i perfeccionar las que ya conocía; introducir en las manufacturas los métodos i prácticas mas simples i económicos." Cuatro son los medios principales de alcanzar estos grandes objetos: 1.º, estranjeros sabios e industriosos; 2º, escuelas politécnicas; 3.º, bancos de depósito; 4.º, sociedades para el adelantamiento de la industria. De la escuela politécnica creada en París en 1794, habían salido en 1816 mas de tres mil sabios que se esparcieron por toda la Francia i llevaron los conocimientos mas útiles.
Parece que se deduce de todo lo espuesto que no estamos en tiempo de introducir la industria por prohibiciones indirectas.
Por lo que respecta a otros puntos, solo observaré en jeneral, por no abusar de la paciencia de la sala, que lo caro de los efectos disminuye el consumo i empobrece el Erario; que aumenta el contrabando, inevitable en un país de cuatrocientas leguas de costa i de mucho número de caminos por las cordilleras; que el país está llamado a ser escala i entrepuerto del Pacífico, i que necesita almacenes de depósito situados en tierra, no en el mar, donde hallan graves inconvenientes. En fin, señor, concluyo de todo, que la tarifa presentada no es admisible; que el proyecto, o ha de ser abandonado enteramente para evitar así al Gobierno muchas amarguras i ponerlo en la necesidad de derogar dentro de poco tiempo lo que aquí se sancione, o si se adopta, no solo necesita de muchas reformas, sino que es preciso adoptar otro sistema de Hacienda, para llenar el déficit del Erario, en lo cual ya no tiene U.H. tiempo para entender.