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SESION DE 28 DE MARZO DE 1827

dicta i fija una regla permanente. En materias jenerales todos los derechos respetan la posesion, pero en punto a etiquetas convienen todos los políticos que tiene una fuerza inmoble. La razon, en verdad, está en apoyo de los políticos.

"Sin embargo de lo espuesto, a consecuencia del decreto de S. E., de 6 del corriente, el Tribunal, deseoso de cortar etiquetas que refluyen en perjuicio del público, protesta de usar de sus derechos a su tiempo ante la autoridad que corresponde".

Se lo trascribo a US. para los efectos consiguientes.

Dios guarde a US. muchos años. —Suprema Corte, Santiago, 11 de Abril de 1826. —Juan de Dios Vial del Río. —Señor Ministro del Interior.

Es copia del oficio que se halla en el libro copiador de éstos i de informes que está a mi cargo, i corre a fojas 9 vuelta de él; i doi ésta de órden verbal de la Suprema Corte. —Secretaría de ella, 23 de Marzo de 1827. —Modesto A. de Villegas, secretario.


Núm. 338

Señor:

Mui sensible me es poner en el conocimiento de Vuestra Soberanía que hallándose esta Honorable Asamblea funcionando tranquilamente i con el empeño de tareas diarias, en un momento desapareció todo, sucumbiendo el órden i entronizándose la maldad.

El 20 del que rije, instruida la Sala de la comunicacion que le pasé para que me facilitase recursos capaces de contener la fuerza que debia ponerse en pié, con prontitud para oponerse a los amagos que de los enemigos se temian, según el parte recibido, se renovó por una faccion la mocion intentada en el mes de Enero para trasladar la Asamblea a un punto mas cubierto, sin contraerse a la urjencia de mi solicitud. La parte sana del Cuerpo Representativo provincial, instó sobre que debia discutirse con primacía acerca de la nota del Ejecutivo Provincial; i en efecto, logró por un momento separar a la faccion de la idea propuesta, convocándome a la Sala para investigar los resortes que podian tocarse en tales circunstancias. Me presenté a ella, i enterado de lo que la Representacion pensaba, como ser echar mano del caudal existente en el estanco por no haberlo en las tesorerías de la provincia, según las noticias que pocos dias ántes habian pasado los tenientes de Ministros; i pidiéndoseme un presupuesto del gasto, como que al mismo tiempo se me previno indagase del administrador del estanco del caudal disponible que hubiese, me sepaté de la Sala despues de haber presentado dos cartas que acababa de recibir de la Cordillera, en que espresaba, particularmente una, no ser el riesgo tan inminente como el parte lo significaba, pero, con todo, presentaba siempre algún cuidado.

Inmediatamente me contraje a las operaciones que la Honorable Asamblea me encomendó, camo que, en efecto, remití en la misma noche el reglamento a la Sala estraordinaria que hubo, i al siguiente dia el corte i tanteo dado por el administrador de estanco a! caudal existente, importante ciento catorce pesos cuatro reales; cuya suma espuso el administrador en su oficio no podía entregar a otro que no fuese el Jeneral en Jefe del Ejército, según la órden que trascribió del señor Factor Jeneral, en que lo hace responsable.

Animada otra vez la faccion, repite su instancia en que se discute la traslacion de la Asamblea, hasta el estremo de acalorarse tanto en la mocion, que el pueblo, sabedor, se agolpó a la barra para orientarse a fondo de la disputa. Inmediatamente me fué preciso repetir a la Sala oficialmente sobre que se entregase al punto principal, por no tener humanamente como sostener la fuerza, quejándome que la comunicacion anterior se habia dado de mano por el Presidente don Francisco Borja de Orihuela, sin ordenar siquiera su lectura. En la misma comunicacion encarecí a la Sala dirijiese su marcha por el camino de la lei de su fundacion, la que destinaba su tiempo para la disputa de la traslacion de las Asambleas o capitales de provincias, que aun no era llegado. Con esto i a instancia de la parte sana de la Sala, tuvo un corto paréntesis la porfiada disputa i se contrajeron a meditar sobre los auxilios, que duró mui poco con el corte dado por los señores don Ramon Formas i don Juan José Echeñique, quienes optaron la suma de los ciento catorce pesos cuatro reales, por que no se tocase el dinero del estanco.

Al siguiente dia se hizo fuerza de vela por la faccion, para que se llegase al término de la cuestion propuesta i disputada, sobre la traslacion de la Asamblea. Ya no hubo atajo; todo se despreció; i llamándose a votacion, se separaron de la Sala los señores diputados de Curicó, presbítero don Juan José Uribe, don Mateo Labra, don Francisco Merino i don Fernando Olmedo. El primero, pasó inmediatamente oficio al gobernador i Cabildo, pidiendo se convocase al pueblo para devolverle sus poderes que le habia confiado, i espresa los motivos que le impelian a ello; se juntó el pueblo en bastante número; escuchó el razonamiento de su diputado, que fué apoyado i confirmado por los otros tres señores diputados. El pueblo, resentido i airado por el hecho tan estemporáneo e infundado, (como que no tenia otro principio que el de los pasquines de que se habia escoltado la facción de la Asamblea, los que, léjos de insultarla, le mostraban su sentimiento por la traslacion, i le ofrecían su asistencia), respira ira i venganza por tal atentado. Me llama el pueblo en circunstancias de hallarme contestando a la Asamblea la neta que me