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242 CONGRESO NACIONAL

contestar que no se hablase mas de ellos, i que fueran a trabajar de peones a las chácaras; que allí era donde hacían mas falta! Esta será la recompensa que nos espera despues de haber vertido nuestra sangre para libertar a Chile, nuestra amada Patria; no digo para ganar un sueldo, ya arriba espresado, pero no poder llegar a mas el odio al benemérito.

En esta virtud, se ha de servir US. tomar en consideración lo que sus subordinados esponen, i le dé el curso que halle US. por conveniente, etc. —Por la clase de capitanes, Justo Quintero. —Por la clase de tenientes, Manuel F. Gutiérrez. —Por la clase de subtenientes, Juan Sobaton.


Núm. 346

Acabo de recibir de los oficiales del rejimiento de mi mando la representación que tengo el honor de acompañar a US. La deplorable situación de estos beneméritos defensores de la República les ha movido a solicitar un alivio a sus necesidades i al mismo tiempo han creído de su honor, hacer presente que se hallan justamente ofendidos de las espresiones vertidas por un señor diputado, al tiempo que se proponía de tratar sobre los medios de remediar el cruel estado de miseria en que está el ejército. Cuando la mayor parte de la Nación está disfrutando de las ventajas de la independencia que los militares han sellado, unos a costa de su propia sangre, otros a fuerza de constancia en las fatigas i en los peligros; cuando se consideraban como el objeto de la bien merecida gratitud nacional; en fin, en circunstancias que la esperanza de recibir el premio de sus servicios, era un estímulo para hacerles sufrir en silencio el peso de las privaciones que esperimentan, ¡cuál ha sido el sentimiento de verse tratados con el mayor desprecio en medio de los representantes de la Nación! La oficialidad suplica respetuosamente al Soberano Congreso se digne tomar en consideración los justos reclamos que eleva a su justicia; lo que yo espero que la prudencia de US. le dictará los medios conducentes a este fin.

Dios guarde a US. muchos años. Santiago i Mayo 6 de 1825. Benjamín Viel. —Señor Comandante Jeneral de Armas, Mariscal de Campo don Luis de la Cruz.


Núm. 347

Señor Coronel:

Los oficiales que suscriben, a nombre de los de sus respectivas clases, ante US. tienen el honor de esponer que se encuentran rodeados de la mas espantosa miseria, a causa de no ser cubiertos de sus sueldos despues de algunos meses; ésta les obliga a manifestar a US. enéticamente su deplorable situación, a fin de que se digne elevar este conocimiento al Supremo Gobierno, quien, convencido de nuestra resignación, no dudamos tratará de alejar la desgraciada suerte que nos agobia. Ya, señor, no es posible continuaren un estado tan lamentable; i si hasta ahora hemos guardado un profundo silencio, oprimidos con el peso de esta tan melancólica situación, era porque nos lisonjeábamos con que los padres de la Patria reunidos en Augusto Congreso, mirarían algún dia a los defensores de ella con aque-lla consideración a que sus sacrificios les ha hecho acreedores; mas, cuando han visto que del seno mismo de la Representación Nacional, en premio de tantas fatigas, i despues de haberse presentado por el Ministro de la Guerra el horroroso cuadro que ofrece la benemérita clase armada, se ha opinado, en lugar de poner remedio a sus males, que aquella se reduzca a la vil, degradante de peones gañanes pata lograr su sustento, han quedado sorprendidos, llenándose al mismo tiempo de indignación, que el honor de su profesión tan altamente ofendida les sujiere; i que, por los peligros que han arrostrado por la independencia de su país, han merecido la mas afrentosa recompensa. En esta virtud, suplicamos a US. se sirva hacer que se nos satisfaga por tamaño e injusto insulto, e igualmente de los sueldos devengados hasta la fecha, pues sin este recurso perecerán irremediablemente al impulso de la necesidad que los agobia. —Con mi permiso, Gutiérrez. —Julián Adele, capitan. —José Videla, teniente.—José Antonio Novoa, alférez.


Núm. 348

Señor Comandante Jeneral de Armas:

Acompaño a US. la representación que los oficiales del cuerpo de mi mando, dirijen al Congreso Nacional, para que US. se digne darle el curso que corresponde.

Dios guarde a US. muchos años. —Santiago i Mayo 7 de 1825. J. Manuel Borgoño. —Señor Mariscal de campo don Luis de la Cruz, Comandante Jeneral de las Armas.


Núm. 349

Tengo el honor de acompañar a US. la representacion que me ha dirijido el cuerpo de oficiales del batallón de mi mando. Este debe ser el resultado de una inconsideración cometida por un diputado del Soberano Congreso. A US. constan los esfuerzos que he hecho i hago para sostener la moral de la fuerza que me ha confiado la República. Cuando diariamente estoi en el caso de consolar la oficialidad i tropa con la esperanza de las recompensas i mejoras que debe esperar