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Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo XI (1824-1825).djvu/334

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334 ASAMBLEA DE DIPUTADOS

cualquier joven, en una casa de comercio, solo con la futura esperanza de sueldo trabaja lo; primeros dias, esperando que se les pague segun lo que hayan adelantado. Así es que no debemos hacer novedad en el particular, ni jestionar que no se les ha pagado. Lo que el Congreso determine es lo único que debe resolverse en su favor, como asimismo que se les haga compatible este destino con su principal carrera, i que ninguno se convendría en otra cosa.

El señor Infante. —Lo he dicho i lo repito, que el Congreso fué injusto. ¿Será la primera vez que se ve castigada la moderacion de un individuo i que se le niegue la justicia por no haberla reclamado? Si hubiera sido un estranjero que no hubiese tenido la moderacion de estos jóvenes, habríamos sido mas exactos en el cumplimiento de las promesas, i acaso las hubiéramos duplicado a su favor. ¿No tienen estos individuos todas las calidades necesarias que exije la lei? Yo he concurrido a dictar esa lei, i ella dice que al que se presente a llevar la taquigrafía se le señale doscientos pesos i gratificaciones de mil; no dice mas. Ellos la han llevado, i la han llevado con exactitud. ¿A qué vienen ahora palabras vagas i jenerales que no determinan qué calidades les faltan, sobre todo para evitar una discusion? ¿Por qué no se nombra la comision que he pedido?

El señor Rozas. —Creo que vagamos en asuntos inconducentes al motivo que ha dado mérito a esa representacion. Ella se dirije al asunto principal de renunciar este cargo, haciendo presente las enfermedades que padece. Si éstas son efectivas, no se le debe gravar con esta ocupacion. Tambien ha hecho presente en el cuerpo de su representacion lo incompatible que es este cargo con empleo en el Instituto; yo contemplo de que es cierto que hai incompatibilidad con el que ejerce en el Instituto Nacional; i yo contemplo que allí será mas necesario que aquí. Por lo que hace al atraso de su sueldo, no será ésta una queja, atendiendo a que lo mismo sufren los demas empleados; i todos estamos obligados a servir i sufrir en obsequio de la Patria cuando se halla sin recursos. Observo tambien que si se le admite a este destino con la retencion del que goza en el Instituto, se quebranta una lei que preceptúa que no se tengan dos destinos. Así, pues, soi de parecer que, para estas dificultades i con especial esta de que he hablado, pase este asunto a una comision para que se vea su justicia.

El señor Lazo. —Creo que procedemos con equivocacion cuando decimos que tienen cien pesos los taquígrafos. El uno tenia cien pesos en aquel tiempo, i el otro, cincuenta. Hoi en dia podria aumentarse a éste algo mas, segun sus adelantamientos; i lo podrá informar el señor Ramos, que es el primer taquígrafo; i a éste podrá aumentársele el resto hasta los doscientos pesos. Por lo que respecta a que en el Instituto tiene su empleo i que seria quebrantar una lei si se le diese otro, yo creo que en los cuerpos lejislativos es evitado que citemos leyes, cuando ellos son los que las dictan; de consiguiente, i cuando la Representacion los necesita, deben suspenderse los efectos de aquella lei; i el caso parece que lo exije, pues si no se les concede a lo ménos el sueldo que gozan en el Instituto, i si creemos que no son útiles aquí, hai mucha equivocacion. Yo creo que es útil que salgan a luz los discursos de los diputados; i si esto no lo hacemos por medio de los taquígrafos, acaso cada diputado, despues que haga un discurso, si se le obliga a que él mismo haga su redaccion, pierde mucha parte del tiempo, que pudiera dedicar a otros asuntos. Con que si los taquígrafos son necesarios aquí i en el Instituto, debe permitírseles que sigan su cátedra en él i continúen la redaccion en la Sala, remitiéndose su representacion a la comision que se nombre, para que informe lo conveniente.

El señor Echeverría. —Estamos en sesiones preparatorias; no tenemos comisiones; infinitos otros asuntos que hemos tocado se han dejado para despues, i lo mismo puede hacerse con éste.

El señor Infante. —Siempre insistiré en que se cumpla la lei respecto a estos individuos. Si habiendo designado ella doscientos pesos, ellos hubieran cobrado trescientos, se les habria opuesto la lei i se hubiera cumplido rigurosamente con ella. Yo veo sacar símiles inaplicables a este caso. Se dice: todos los empleados públicos, por escasez del Erario, sufren mucha demora en el pago de su sueldo; pero no se trata ahora de eso, los empleados públicos perciben, aunque con retardo, lo que les designa la lei i, al contrario, ella se quebranta en perjuicio de estos individuos. Poner ahora en cuestion si deben venir a la Sala a llevar la taquigrafía por la falta que hagan en el Instituto, es un paralelo que guarda la proporcion de una unidad con un millon, en cuanto a la utilidad pública que ellos ofrecen, empleados en la Sala o en el Instituto. No estamos todavía instalados en Asamblea; ¿pero esto qué importa? Los taquígrafos son interesantes en estas sesiones preparatorias, pues, acaso en ellas se van tocando negocios de mas importancia i gravedad que los que puedan tratarse despues de instalado este Cuerpo.

La Sala acordó que se nombrase una comision que conviniese con los taquígrafos en el sueldo i lo demas que uno de ellos espone en su representacion, dando cuenta despues a la Sala, i para ello fueron nombrados los señores Eyzaguirre don Domingo i Echévers.

El señor Eyzaguirre, don Domingo. —Se me ha nombrado en una comision para que presente un proyecto sobre el ceremonial para la instalacion del Congreso.

Entregó el proyecto i leyó el secretario como sigue: