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SESION DE 12 DE SETIEMBRE DE 1825 357

ver al soldado correr tras del ciudadano para conducirlo a los cuarteles? Esos soldados mismos estienden por su parte los abusos en que se les ocupa; como en este caso al que les da dos o cuatro reales le dan libertad, pero el pobre, el que no tiene qué darles, es conducido a la esclavitud i a los cuarteles. Yo creo que, procediendo con justicia, este Cuerpo debe resolutiva mente acordar que la autoridad que haya hecho la recluta, sea el Director o cualquiera otra, ponga en libertad inmediatamente a todos los individuos que se hayan tomado, a no ser los que voluntariamente quieran permanecer en los cuarteles. Yo no sé si cumpliríamos con nuestros deberes si dijéramos solamente que se suspendiese la recluta. ¿I cómo quedaban los que han sido violados?

Este Cuerpo indague por quién ha sido dada esta órden; descubramos quiénes han sido los que han irrogado esas violencias a los ciudadanos, i entónces no sé que pueda dejar impunes a los que han cometido esos daños.

El señor Marín. —Cuando he dicho que se suspendan las reclutas, quise decir algo mas; quise decir que, a los que se hubiese reclutado, se les pusiese en libertad. Los excesos de la tropa son manifiestos; desde alguna época acá se han cometido por ella atentados bastante escandalosos. Un vecino, cuya propiedad invadieron varios oficiales de Santo Domingo, en el solo hecho de advertirles lo que hacian, lo hirieron i lo tuvieron mas de quince dias preso; fueron inútiles los reclamos que hizo, i en satisfaccion del perjuicio que habia recibido, solo consiguió que se le pusiese en libertad. Una señorita de las principales debió haber sido violada en un cuartel si su robustez natural no la hubiese defendido; todo esto ha quedado sin satisfaccion. El año pasado un teniente mató a un jóven que queria casarse con una chica; a ésta le dió un vahido i, despues de acudirla, continuaron su camino el jóven i la madre; i por no haberle cedido la vereda sacó el sable i lo atravesó. Si estas cosas se miran con indiferencia, no sé que suceda.

La propuesta que hace el señor Elizondo sobre que se mande una comision por el Congreso, parece que podrá conciliario todo. Aun cuando la órden haya emanado del Director, yo no creo que haya sido con tanto rigor, cualesquiera que hayan sido las circunstancias.

El señor Rozas. —Todo sér que tiene una alma i sentidos, debe conmoverse a la vista de los espectáculos que ha reclamado el señor Infante, i que hemos presenciado todos la tarde de ayer. La Sala está penetrada que debe tomarse alguna medida pronta i eficaz para que no se repitan excesos que atacan la seguridad i la libertad de los ciudadanos.

Un señor diputado ha propuesto la duda de si podremos hacer esto ántes de constituirnos legalmente. Yo creo que lo estamos i que así lo hemos decidido, i que la misma autoridad suprema ha prestado su reconocimiento, oficiándonos en clase de un cuerpo constituido. Debemos hacerle presente cuán escandalosos nos han sido los excesos de ayer; en el modo, si es que esto debia practicarse, que es en lo que encuentro alguna dificultad, porque estoi persuadido que estos escándalos no son emanados de la autoridad suprema, sino de la licencia con que proceden las tropas, i de la impunidad escandalosa de estos mismos excesos en muchas ocasiones i aun mas de las que ha espuesto el señor preopinante.

Yo creo, pues, que si hubiésemos de oficiar al Poder Ejecutivo como corresponde, entraríamos en contestaciones que acaso serán sensibles por su trascendencia. El arbitrio que propone el señor Elizondo me parece mas sagaz, i que tambien proporcionará los fines que todos apetecemos.

El señor Egaña. —Yo estoi estremadamente conmovido por lo de ayer, pero reservo mi modo de pensar para otra ocasion en que nos hallemos. Por ahora, prescindo también sobre si estamos en estado de declarar que se suspenda o no se suspenda la recluta (que yo creo que ya no seguirá i se suspenderá); mas, lo que me contiene i lo que pido que observe la Sala, es que la presente cuestion es: si se han quebrado las garantías individuales, sin entrar a investigar el objeto de estas reclutas. Suponiendo, pues, que este negocio de reclutas es árduo, i por consiguiente, ha de ocuparnos muchos dias, la Sala podrá acordar que lo reservásemos para el primer asunto despues de la instalacion, i que por ahora se tomase alguna corta providencia para anunciar al señor Director que no continúe la recluta; aunque él tiene una facultad particular de reclutar, si solo se trata de integrar los cuerpos en el pié en que estaban, porque el Cuerpo Lejislativo todavia no ha señalado el número de la fuerza armada. Yo seria, pues, de opinion que por ahora no se hiciese una novedad; que se instale el Congreso i que sea el primer negocio que trate.

El señor Ovalle, don José Antonio. —Como Congreso, la Sala ha dirijido sus comunicaciones a las provincias, como Congreso se ha comunicado con el Director, i como tal lo ha reconocido el Gobierno. La Sala observa ahora una de las primeras leyes infrinjidas i la lei autoriza a cualquier hombre a proceder contra el infractor. Ya no es primera ocasion, señor, que se vé; el otro dia, para trabajar a Maipú, se tomaron quinientos hombres, que se tomaron a la arbitrariedad del soldado, i se hizo el comercio mas escandaloso de su libertad. Me han asegurado personas que han estado con los Ministros, que éstos nada saben. Esa lei i toda la Constitucion vijente autoriza a cualquiera a proceder contra los infractores: esta lei aparece ahora infrinjida en su parte mas sólida, ¿i la Sala espera para poner remedio a esta infraccion el instalarse solemnemente? ¿Por qué no lo ha esperado para comunicarse con las provincias? Tampoco opino por comision. A las Co