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412 ASAMBLEA DE DIPUTADOS

así como su empeño sistemado de chocar o trastornar el actual Ejecutivo nombrado por los representantes de toda la Nacion, debian hacer perder la esperanza de que pudiera lograrse algun resultado útil de sus deliberaciones; movido tambien i apoyado por el numeroso vecindario de esta capital que, reunido hoi, ha solicitado la disolucion de este Cuerpo de Representantes, acompañando, al efecto, un acta (que se publicará) fundada en los mismos motivos que quedan espuestos;

Protestando que nada me es tan sensible como verme precisado a tomar una igual medida contra los representantes de esta provincia, habiendo sido siempre el mas empeñado i constante promovedor del sistema representativo en Chile; teniendo, por el amor del órden i de la paz, que sobreponerme a mis mas caros sentimientos i la estima de mi propia reputación; pues con esto prestaré un motivo de censurarla a mis enemigos;

Empeñando de nuevo mi palabra de volver a reunir esta Representacion, sobre lo que se darán oportunamente órdenes a los pueblos para nueva eleccion de diputados; i, asegurando, por último, que seré incansable en tentar todos los medios hasta lograr un cuerpo representativo nacional que tenga mas felices resultados que los anteriores, cuyos defectos son bien disculpables, atendida nuestra inesperiencia, la exaltación de las pasiones, partidos i facciones que ha debido producir la revolucion;

En consecuencia de todo i en desempeño de la confianza que han puesto en mí los pueblos, i obligado de la necesidad de las circunstancias i de mi obligación i deseo de cortar en sus principios las disenciones civiles que debian ocasionarse, he venido en decretar i decreto:

La actual reunion de representantes por la provincia de Santiago, queda disuelta desde esta misma fecha.

Comuniqúese al Presidente de dicha Corporacion, i publíquese por bando en la forma acostumbrada.

Insértese en el Boletin. —Santiago, Octubre 8 de 1825. —Freire. —Campino.



Núm. 508[1]


Circular a los pueblos

El 30 del pasado Setiembre se verificó en Valparaíso un movimiento popular reducido a hacer varias reclamaciones contra algunas de las providencias dadas por el Ministerio de Hacienda, con respecto, a aquel puerto. El Gobierno trató de tomar todas las medidas de prudencia i precaucion, así para restablecer allí el órden como para evitar que se propagase a otros puntos el contajio de unos movimientos que tanto retardan i dificultan la organizacion del país, i que aumentan cada dia nuestro descrédito. Con este objeto, el Gobierno hizo marchar cien hombres de caballería a situarse en el camino, a esperar las órdenes a que obligasen posteriores ocurrencias. Entretanto, los representantes de Santiago, que tambien habian recibido comunicaciones de Valparaíso sobre aquei suceso, dieron órden al Gobierno para que no hiciese marchar fuerza alguna sobre aquel punto, previniéndole que se avocaban el conocimiento de aquel negocio. El Gobierno contestó primero a los representantes que, estándole encomendada la conservacion del órden i tranquilidad pública, creia de su atribucion el tomar todas las medidas que fuesen necesarias o condujesen a mantenerlo. Mas, se le replicó sobre esto por los dichos representantes, insistiendo principalmeute sobre que contestase categóricamente, si los reconocía como Congreso Jeneral o nó. El Director no podia dar otra contestacion que la que exijian la probidad, la justicia i su respeto a los derechos de los pueblos, que no solo se hallaban sin representantes nombrados por ellos en aquella reunion, pero que aun se habian resistido a la fornucion del Congreso Jeneral, por dificultades que habian ocasionado i hecho nacer principalmente las mismas deliberaciones de los representantes. Contestó que no podia reconocerlos por Congreso Nacional, ni obedecer las resoluciones que tomasen acerca de asuntos jenerales, repitiéndoles sí sus protestas de consideracion, respeto i acatamiento, como a una representacion de la provincia i que tendria la mayor satisfaccion de que se encargasen del restablecimiento del órden en Valparaíso, asegurándoles que nunca habia sido su intencion hacer uso para esto de las armas, lo que manifestaba el número mismo de los que habia hecho salir (solo cien hombres) i éstos a situarse en el camino. Los representantes, entónces, despues de largas i acaloradas discusiones, en que sobre todo se descubria la pasion i el espíritu hostil contra el Ejecutivo nacional, decretaron: que, la mañana del 7 del presente, pasase éste i todas las majistraturas jenerales residentes en esta capital, a prestarles el juramento de reconocimiento i obediencia como a tal Congreso Nacional. El Director, en tales circunstancias, temiendo ver comprometida la autoridad que los pueblos le habian confiado, tomó la resolucion de partirse de esta capital, repitiéndoles, en una comunicacion que les dejó, los motivos que tenia para no reconocerlos como Congreso Jeneral, i haciéndoles algunas observaciones sobre las fatales consecuencias que debia producir el atentado e injusticia de sus pretensiones. Los representantes, entónces, dieron el último paso, procediendo a nombrar por Jefe Supremo de la República al coronel don José Santiago Sánchez.

  1. Este documento ha sido trascrito del Boletin de las leyes, tomo I, libro II, número 17, pájina 321. (Nota del Recopilador.)