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Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo XVII (1828-1829).djvu/406

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400 CÁMARA DE DIPUTADOS

tada en las conversaciones i visiblemente demostrada en la falta de esos signos con que se acostumbra indicar el júbilo público. Los trabajos que ántes se suspendian porque todos se entregaban al regocijo, continuaron sin interrupcion, hasta que por la fuerza se obligó a cerrar las tiendas i talleres.

El pabellón nacional conque se decoraban las puertas de las habitaciones por tres dias continuos, apénas se ha visto en tres puntos a excepcion de el del teatro. Un duelo tan jeneral en el día consagrado a solemnizar la memoria de las primeras glorias de Chile, parece anunciar la proximidad de su ruina, en los momentos mismos en que debia esperarse que la instalacion de las Cámaras iba a afianzar para siempre su existencia, asegurando la observancia perpetua de la Constitucion.

El que observe con imparcialidad el curso que han tenido los negocios públicos en los últimos tres meses, no dejará de confesar que al ménos el pueblo de Santiago tiene justos motivos para presentar ese aspecto temeroso i melancólico en que se le vé. Despues de las acusaciones que se han hecho en los números anteriores contra los actos irregulares i refractarios cometidos en diferentes ramos de la administracion, era de esperarse que todos los funcionarios se hubiesen llamado a juicio a sí mismos, para proponerse por sistema el llenar sus deberes, aun contra sus propias inclinaciones, siquiera por respeto de la decencia pública, i someterse al suave yugo de la lei; mas, léjos de esto, solo se ha visto una continuacion del desorden introducido por el Gobierno del jeneral Pinto, i un resultado de ese carácter de inconsecuencias, irregularidades i abusos que hacen el distintivo de su administracion. Parece que al tiempo de retirarse de la silla hubiese dejado una instrucción secreta para que no se abandonase el camino que habia señalado con su proceder.

A su ejemplo su sucesor en el Gobierno invade la autoridad del Poder Judicial mandando ejecutar un reo, a pretesto de que en su persona se reunian las facultades de los monarcas de España. A petición de una minoría corrompida hace reunir el Congreso en Valparaíso para libertarle de la influencia de la opinion pública, alejarle del teatro de los principales sucesos, i privarle de los recursos de instruccion que con mas facilidad se le pueden proporcionar en esta ciudad, con el fin de que ese pequeño número de hombres perversos pudiera alucinar a la mayoría de sencillos, para infrinjir la Constitucion como se ha hecho. Siguiendo el plan de trastornar los Tribunales de justicia, se ha visto al alguacil de ciudad, a imitacion del antiguo Vice-Presidente en los negocios de Santa Rosa de los Andes i Casablanca, atropellar una sentencia del juzgado de letras confirmada por la Corte de Apelaciones, lanzando a un escribano de la pieza que ocupaba i arrojarle el archivo en el patio de su casa. El abogado fiscal de la Corte Suprema, faltando a su deber, acusa a la de Apelaciones contra el testimonio de los autos i contra la determinacion de las leyes. El jurado de imprenta declara por no injurioso un papel lleno de calumnias contra este Tribunal, i acepta por pruebas las injuriosas suposiciones de los mismos calumniadores. Se llenarían muchas pájinas si se hubiese de indicar todos los hechos con que algunos funcionarios públicos han concitado la indignacion jeneral. Cada cual los sabe, i siendo lo mas interesante los actos del Congreso en Valparaíso, es preciso fijarse en ellos porque son los de mayor trascendencia, i tienen su oríjen en esa propensión a la anarquía, creada por la clase de Gobierno del jeneral Pinto.

Desde ántes de partir los miembros de las Cámaras para aquel puerto, se anunciaron las astucias de que los caudillos de la faccion ministerial pensaban valerse para obtener a su favor la mayoría de sufrajios, i los resultados han justificado la exactitud de esos anuncios, i han manifestado que la corrupción i la impudencia no pueden hacer ya mas progresos. En la Cámara de Senadores se admitieron los nombrados por la Asamblea de Colchagua, a la cual no habian concurrido los miembros correspondientes para formar Sala, i se rechazaron los poderes de un senador de Concepcion, a pretesto de que no constaba cuantos miembros de aquella Asamblea habian concurrido a su eleccion. En la de Diputados se incorporaron los Oficiales Mayores de los Ministerios del Interior i de la Guerra, sin dejar esto; destinos; ejercían al mismo tiempo las funciones de miembros del Poder Lejislativo, i desempeñaban los deberes de dependientes del Ejecutivo. Se recibió al que se titula de Melipilla, siendo constante que no obtuvo mas sufrajios que los de una parroquia, i que su nombramiento emanó de una órden del intendente de esta provincia, para cuyo cumplimiento se infrinjió la Constitucion, se cometieron tropelías escandalosas i se hicieron prisiones, sobre todo lo cual hai causa pendiente. Sin embargo de que ningun diputado ignora el modo i forma con que se hicieron las elecciones de Melipilla, i a pesar del conocimiento pleno que todos tienen de que aquel pueblo está sin representacion, se admitió a su nombre un diputado que exactamente no lo es mas que de una hacienda. Semejantes calificaciones acreditan que en las deliberaciones del Congreso no ha influido el intere; nacional, i que esa corporacion se halla dominada por el espíritu de faccion.

Dados los primeros pasos en esa carrera de vergonzosos artificios, era consiguiente que los corifeos de la faccion triunfante arrojasen la máscara que encubría sus designios, i que procedieran con impavidez a allanar todos los obstáculos que las leyes i la honradez oponian al logro de sus fines.

Se abren las Cámaras sin que en la de Sena