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CONGRESO CONSTITUYENTE

ta. Mas, sin embargo, es preciso ya, que nos contraigamos al proyecto de la comision de Constitucion si queremos que la marcha del Congreso sea rápida i que la felicidad que los pueblos de él esperan, no les llegue de aquí a cien años. Él dice: "redáctese un proyecto de Constitucion sobre la base popular representativa republicana, dando a los pueblos todas aquellas libertades que sean compatibles con su actual estado i situacion." Yo pregunto: ¿hai algun Diputado cuya opinion no esté adherida a este artículo? ¿hai alguno que quiera que el pais no se constituya por la forma popular, representativa, republicana? Estoi seguro que nó, porque decir lo contrario, seria un absurdo. Seria echar por tierra los principios fundamentales de la Nacion i declarar como inútiles los sacrificios que cada ciudadano ha hecho en el curso de diecisiete años; por consiguiente me atrevo a pensar que sobre esto no habrá en la Sala la menor diverjencia, porque nada hai que aducir ni en pró ni en contra de la parte indicada.

El proyecto dice a mas: "dando a los pueblos todas aquellas libertades que sean compatibles con su actual estado i situacion." Permítaseme volver a preguntar: ¿se presume que haya un solo hombre en toda la República que crea conveniente dar a los pueblos mas libertades que aquellas que estén en consonancia con sus recursos e ilustracion? Estoi cierto que nó, porque el sentido comun basta para conocer que el exceso en este caso seria suficiente para hacerles cometer mil errores, de los que nacerian convulsiones horrendas i cuyo último resultado vendria a ser la ruina de la patria. Hé aquí, pues, como no pudiendo decir que no se dén a los pueblos libertades, porque esto tendería al despotismo, ni que se les dén mas que las que sean compatibles con su situacion porque se llenarian de males; estamos en el caso de sancionar esta parte del artículo tal como se encuentra redactada, sin perjuicio de que cuando tengamos a la vista el proyecto podamos calcular el grado de ilustracion en que se hallan nuestras provincias, para con arreglo a él darles mas o ménos libertades. Entónces veremos las que la comision les conceda i decidiremos si son o nó suficientes, si están o nó en proporcion con el saber de los pueblos. En el primer caso probaremos los artículos donde se encuentren consignadas, i en el segundo, esto es si la comision no ha partido de un cálculo prudente, estenderemos mas el número de libertades i los dejaremos en el goce de mayores garantías.

Se ha dicho que no debe sancionarse el proyecto interin no lleguen los votos de las cuatro provincias, i yo me admiro, señores, cuando recuerdo lo que hizo presente a la Sala un Diputado en la primera discusion. Dijo que no pedia se trajesen i leyesen los votos que habian llegado de las provincias porque no queria avergonzarse i temia hubiese en la barra algun individuo que no fuese hijo del pais; luego, ¿a qué pedir ahora otro Diputado que se esperen los sufrajios de esas cuatro provincias? Si la lectura de éstos nos avergonzaría ¿quién nos asegura que los que llegaren no producirán el mismo efecto? Creo pues que no debe esperarse el voto de las provincias i que debe sancionarse el proyecto de la comision.

El señor Albano. —Apénas se presentará discusion, ni mas importante, ni mas difícil; he oido los brillantes discursos que se han dicho en los dos dias anteriores, i a pesar de ésto, para votar, aun no puedo fijar mi opinion.

El proyecto de la comision deja un vasto campo que acaba de recorrer sabiamente un señor Diputado esponiendo los inconvenientes o ventajas que presenta a un golpe de vista. Hubiera deseado que la comision, al esplicarse, lo hubiese hecho con mas especialidad, indicando las libertades que pensaba dar en su proyecto. No hai duda que debe hacerse a la comision la justicia que merece; ha procedido con sabiduría huyendo de los nombres federal i unidad (que es la señal que distingue a estos partidos) i evitando de este modo disputas acaloradas que no harian sino distraer a la Sala de los objetos importantes. Mas, por desgracia, se ha venido a tocar el mismo escollo que se quiso evitar; la discusion ha sido acalorada i aun no atinamos con el punto de la cuestion. Vagamos en teoría; citamos autores, publicistas, políticos, etc., pero no son ellos, nó, los que nos han de llevar al término que deseamos. Es verdad que nos ilustrarán, mas con ellos solos, no llenaremos nuestro encargo de constituir el pais. Esta obra es la de un resultado particular, debido todo a la meditacion profunda i prolija combinacion de la sabiduría del lejislador. Es necesario que dejando teorías inútiles nos fijemos sobre el pais que se trata de constituir; es forzoso, al tirar las líneas, estender la vista sobre sus costumbres, su moral, su educacion, el jenio, las habitudes, comercio, agricultura, industria, etc., etc.; observando bien este cuadro, es cuando será aceptada o bendecida la lei que se ajustase a él; pero fijar sobre el bufete una carta tal, cual tome por modelo la de Norte América por ejemplo o de cualesquiera otra nacion precediendo de las bases de que he hablado, estoi seguro que marcharemos camino escabroso, en que no haremos mas que perder el tiempo. Por desgracia, desde el principio de la revolucion nos ha dominado esta manía i ha habido escritores entre nosotros que suponen no ser necesario mas que reimprimir el código de los Norte-Americanos. ¡Ah señor! si así fuese la obra de la Constitucion seria la mas fácil, i no es a la vista de todos sino la mas difícil. Es preciso convencerse que no hemos venido a constituir a Norte América sino a Chile; es preciso confesar que entre nosotros i aquellos hai una distancia inmensa —los pueblos —nuestros pueblos, lo diré de una vez, quieren