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SESION DE 1.º DE AGOSTO DE 1827

El Gobierno espera que la Comision se declare en sesion permanente hasta decidir; aprobando o reprobando la conducta que ha adoptado, o bien dictándole lo que en las circunstancias creyese mas conveniente.

Dios guarde a la Comision Nacional muchos años. —Santiago, Agosto 1.º de 1827. —F. A. Pinto. —Melchor José Ramos, Pro-Secretario.


Núm. 40

De órden suprema acompaño a V. S. el adjunto número de El Verdadero Liberal, para que, impuesto de los artículos sediciosos que contiene, i en uso de la autoridad que ejerce, proceda inmediatamente contra su autor disponiendo su captura, formacion de la sumaria, i todas las demas dilijencias que prescriben las leyes respecto de los perturbadores de la tranquilidad pública.

Con este motivo tengo el honor de saludar a V. S. i ofrecerle los sentimientos de mi cordial aprecio. —Ministerio del Interior, Santiago, Agosto 1.ºde 1827. —Hai una rúbrica de Su Excelencia. —Melchor José Ramos. —Señor juez de letras en lo criminal. —Es copia. —Ramos.


Núm. 41[1]

Martes, 31 de Julio de 1827


Acontecimiento de Talca

En esta ocasion, como en muchas otras, hemos sido profetas, para lo cual no nos ha sido necesario mucha perspicacia sino solo un poco de buen sentido i el conocimiento del estado actual del pais. Ninguno había esperimentado la menor sorpresa, al saber lo acaecido en Talca, pues el árbol ha dado su fruto.

Una medida talvez sábia en el fondo pero impracticable en la forma, justa bajo algunos aspectos pero mas injusta bajo ciertos otros, ha puesto a todos en movimiento; la tropa sobre la cual recaia mas directamente que sobre ningun otro no ha podido verla con indiferencia. "Desde que el soldado raciocina está mui pronto a sublevarse", dice un autor moderno, i su sentencia acaba de recibir la confirmacion por los hechos mismos de Talca. Unas armas que solo debian emplearse contra el enemigo comun, se han teñido con la sangre nacional i hemos visto matarse mútuamente unos hombres que obedecen a un mismo Dios, las mismas leyes i a quienes ha visto nacer un mismo suelo ignoramos toda vía cuál haya sido la parte vencedora en tan horrible combate, pero sea cual fuere el triunfador, será eternamente odioso, pues que se habrá manchado con la sangre de sus conciudadanos.

El Gobierno habrá visto con espanto el terrible resultado que ha producido una de sus medidas. ¡Ojalá este resultado le sirva de instruccion para lo sucesivo i le enseñe a no lanzar decretos tan importantes, como el que acaba de emitir, sin haber préviamente consultado la opinion!

Pasemos a referir los hechos, despues sacaremos las consecuencias que de éllos emanan naturalmente.

Luego que llegó a Talca el decreto sobre la liquidacion i consolidacion, el escuadron de Cazadores manifestó su descontento; en este decreto vieron los soldados una banca-rota del Gobierno. Esperando se les pagase sus sueldos, habian contraido empeños que ya no podian satisfacer; estando para retirarse a sus hogares, ya que se hablaba de reformas, el Gobierno les dejaba por legado los andrajos con que cubren sus heridas i por único recurso el deber a la caridad pública el pan que hubieran podido conseguir, pagándoseles lo que habian ganado a costa de su sangre. Estos o semejantes raciocinios pusieron en efervescencia los Animos, i no tomando los Cazadores mas consejo que el de su desesperacion, se echaron sobre las armas en la noche del sábado 21 de este mes.

Pusieron en arresto a cuatro oficiales que vivian en el cuartel i al oficial de guardia; tomaron otras varias medidas, i el movimiento que solo tenia por jefes a un sarjento í a un soldado se verificó sin el menor tumulto.

Al amanecer dírijieron los sublevados una diputacion a los oficiales arrestados con el objeto de hacerles ver que éllos no intentaban de ningun modo levantarse contra sus jefes; que el Gobierno faltaba a todos sus compromisos para con éllos; que solo pretendian reclamar contra el decreto i que si los oficiales querian hacer causa comun con éllos i elevar sus quejas al Poder Supremo, obedecerian como hasta entonces i esperariian lo que se decidiese, que de lo contrario tendrian que salir éllos del cuartel.

Los oficiales se negaron a condescender con las pretensiones de los soldados, i puestos al punto en libertad, fueron a dar parte de lo sucedido al comandante del escuadron don Manuel Urquizo que al mismo tiempo era comandante de armas; éste sabedor ya de lo que sucedia se habia dirijido al cuartel número 1 i le habia hecho tomar las armas. Habiendo tenido noticias los Cazadores de las disposiciones de su jefe le suplicaron que se hiciese presente a éllos para que oyese sus reclamos; fué, en efecto; se impuso de sus pretensiones i les dijo que en la actualidad era imposible satisfacerlas; les ofreció mil pesos, que se negaron a recibir; por fin, despues de una larga conferencia, se retiró sin haber conseguido cosa alguna. De vuelta ordenó que se armasen

  1. Este documento ha sido tomado de El Verdadero Liberal. Vol. 13, páj. 348 de periódicos de la Biblioteca Nacional. (Nota del Recopilador.)