de tres meses. A su regreso fueron agasajados como correspondía por sus servicios, i es de necesidad emplear siempre estos medios, ínterin permanezcan en el estado en que se encuentran, a fin de conservarlos adictos i en la buena armonía en que, mucho tiempo ha, permanecen.
Estos mismos motivos me impelieron a recomendar al Supremo Gobierno varios de sus principales caciques para que se les asigne un sueldo mensual. Su alianza por ahora nos es sumamente necesaria; pues tan pronto como se separáran de nuestra amistad, las atenciones del Ejército se multiplicarían en una proporcion que no sería posible llenarlas, pudiendo ejecutar sus correrías por todo el cordon de Cordilleras hasta San Fernando o Rancagua, en una palabra, se harían otros nuevos Pincheiras; i cual aquellos bandidos nos costaría gran trabajo i muchos sacrificios el conseguir su esterminio.
Aunque por lo que dejo dicho relativo al estado de nulidad a que se hallan reducidas al presente las tribus de los bárbaros fronterizos, i medidas adoptadas para neutralizar los esfuerzos a que pudiera inducirles su estado miserable, se habrá penetrado V. S. del mui poco temor que debe causarnos por ahora la suerte de los pueblos i lugares mas inmediatos a la frontera, no obstante, siendo la causa que produce esta seguridad puramente temporal, cual es la falta de recursos, queda siempre subsistente la causa del mal; i no debemos lisonjearnos de gozarla por mucho tiempo si no tratamos de quitar esta de raiz. Las convenciones i tratados de paz, estos sagrados lazos con que se unen los pueblos civilizados i que ofrecen las mas seguras garantías aun entre enemigos, son para con los bárbaros una verdadera quimera, i de los que se burlan i quebrantan a su antojo, tan pronto como juzgan convenir a sus intereses.
Aunque por la fuerza de las armas consigamos impedir sus asechanzas, este estado siempre alarmante, no puede proporcionar jamas aquella seguridad, sin zozobras que es necesaria para el aumento de la industria. Basta que el labrador lema ver perdido el fruto de sus fatigas, aunque remotamente, para que no se dedique al trabajo con aquel esmero que lo haría libre de aquellos temores. Así es que, aunque me hallo mui penetrado de los poderosos motivos que obligan al Supremo Gobierno a diferir para un tiempo mas oportuno el proyecto de preparar una espedicion formal contra los bárbaros, aumentando competentemente la fuerza del Ejército, i que me tomé la libertad de proponerlo en el año próximo pasado, no puedo ménos de recomendarle al presente su realizacion; tan pronto como permita preparar las sumas necesarias el desahogo de nuestra hacienda por los quebrantos sufridos el 20 de Febrero. Este es, a juicio del Jeneral que suscribe, el único medio de obtener una completa quietud i de propender al aumento i prosperidad de esta provincia, librándonos de unos vecinos tan inquietos i acostumbrados al robo, cuanto guerreros i audaces.
La comportacion de los jefes, oficiales i tropa en la presente campaña, ha sido la de verdaderos soldados chilenos, no desmintiendo en nada la buena reputación que se tienen merecida. Los primeros por el acierto e infatigable constancia con que se han espedido en las empresas, a que han sido destinados, venciendo con el mayor denuedo los muchos obstáculos que constantemente se presentaban, i todos por el valor i placer con que han sobrellevado las incomodidades i privaciones consiguientes a tan larga i penosa campaña.
Con la recomendacion particular de algunos, creería oscurecer el mérito que se han granjeado todos en jeneral, i por el que les juzgo sin excepcion acreedores a la consideracion del Supremo Gobierno.
A la tropa se debe, ademas de sus fatigas i servicio en el campo de batalla, la construccion de los fuertes con que ha sido últimamente guarnecida la frontera, como igualmente la de los cuarteles en todas las plazas i ciudades arruinadas en que se necesitaban. Así estos valientes han cooperado por su parte a hacer mas llevaderas las grandes pérdidas sufridas el 20 de Febrero, dedicando a estos trabajos el tiempo que no se hallaban al frente del enemigo, i en que podían gozar de algún descanso. Espero, pues, que V. S., al elevar al conocimiento del Excmo. señor ▼Presidente el resultado de la presente campaña i demás que dejo espuesto, se sirva igualmente imponerle de estos justos motivos de su superior consideración para con los jefes, oficiales i demás individuos del Ejército.
Dios guarde a V. S. —Cuartel Jeneral en los Anjeles, Mayo 20 de 1835. —▼Manuel Búlnes. -Al señor ▼Ministro de Estado en el Departamento de la Guerra.
Núm 676
▼No habiendo sido posible reunirme con la division de la derecha que mandaba el Teniente Coronel don ▼José Ignacio García, el dia 19, por el temporal que principió el 15 i duró hasta el 18, solo pudo tener efecto dicha reunion el 20 en el estero llamado Quillen, donde me fué preciso tomar noticias exactas del paradero de los enemigos; i quedé convencido que era de necesidad atacarlos por dos direcciones con el objeto de que si escapaban de una diesen con la otra; combinando el momento en que debíamos protejernos en caso de ataque. Así fué que dividí la fuerza, i di el mando al Teniente Coronel García de la que marchaba por la derecha, compuesta del batallon Maipo, a las órdenes del capitan graduado de sarjento mayor don Manuel