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SESION EN 27 DE SETIEMBRE DE 1833

Antonio de la Fuente. A Juan Fernández, don Manuel Muñoz Urzúa, don Gregorio Allende, don Tadeo Quezada i al Chocó, a mas de los indicados arriba, don N. Allende, el coronel don José Santiago Luco, don Felipe Cáceres, don Baltazar i don Miguel Ureta, don Juan Antonio Carrera i don Manuel Jordán, etc., etc. Hágase ver que llegó a tal estremo la vileza i maldad de O'Higgins que, en la nota en que comunica a las autoridades de Colombia la espulsion, presenta las víctimas como enemigos de la causa americana, i les trata con tal desprecio que hasta el Don, conservado entre nosotros, les quitó, siendo así que el menos de ellos no cambiaría su cuna por la de él; que esta conducta hizo al principio vacilar al Jeneral Bolívar, notando que se les negaba un tratamiento que no estaba abolido en Chile, donde es tan jeneral que ni aun a los carniceros se niega por cortesía; i que, al fin, habiéndose desengañado de la infamia del perseguidor, les atendió lo mejor que fué posible, i colocó en sus grados a todos los que quisieron incorporarse bajo sus banderas.

Reimprímase la carta de Vijil en que decía que O'Higgins le había mandado a Rancagua con órden al Jeneral Las Heras para que lo hiciese asesinar, i que éste se había negado, contestando que hasta cuándo quería el Director de Chile presentar a los arjentinos como asesinos de los chilenos.

Así mismo publíquese que don José Miguel Infante salió del Ministerio de Hacienda por haberse negado a firmar un libramiento de treinta mil pesos de O'Higgins contra la Tesorería Jeneral, sin querer decir el objeto en que debían invertirse; que don Ignacio Eyzaguirre hizo dimision del empleo de contador mayor a los pocos dias de habérsele nombrado, porque encontró un déficit de dos o tres millones de pesos, sin que le diesen mas satisfaccion que la de la pérdida de los libros de la Tesorería correspondien tes a los años 1818 i 1819. En fin, póngase todo cuanto se sepa. Yo no puedo hacer mas; demasiado hago en indicar lo que me ocurre, sin tener absolutamente quien me ayude con sus recuerdos. Solamente de lo que los mismos facciosos escriben saco armas para poder batirlos.

El Mercurio Peruano del juéves 2 de Mayo ha principiado a publicar un tejido de falsedades en favor de don Bernardo O'Higgins i en contra de los Carreras, bajo el nombre de Noticias biográficas del primero. A ellas precede el artículo editorial siguiente:

Se nos ha favorecido con el siguiente cuadro biográfico sacado de la cárta al Observador de Lóndres por Dionisio Terraza i Rejon, impresa en Lóndres en 1819. Hemos creido oportuno condescender con los deseos de la persona que nos la ha comunicado i continuaremos su publicacion en los números siguientes.

A Mora le parecería oportuna la publicacion, porque él i O'Higgins, que debe haber sido la persona que se la comunicó, creerían que con ella me iban a dejar por calumniante, pero se han engañado.

Ustedes deben recordar que Dionisio Terraza i Rejon es el anagrama de Antonio José de Irizarri.

Las mismas veintiuna letras que entran en este nombre forman tambien la composicion del otro. Esto es muí sabido en Chile. En el año de 1813 llevó Irizarri un periódico titulado Semanario Republicano, bajo el dicho anagrama, i en una polémica que tuvo con don Luis Carrera, dijo en uno de los números de su papel o en otro suelto, las testuales palabras siguientes: Mi anagrama es Dionisio Terraza i Rejon; mi verdadero nombre Antonio José de Irizarri. Sin embargo de esto, en la carta El Observador, segun consta de El Mercurio del lúnes 6 del presente Mayo, tuvo la impudencia de concluir sus noticias biográficas diciendo:

"Yo escribo tejos de él (O'Higgins) i nada espero de los favores de un hombre que nada puede hacer contra la justicia Mi nombre le es desconocido, i así estoi libre de merecer por mis elojios la censura de los Zoilos envidiosos."

Estas solas espresiones son suficiente comprobante de que únicamente escribía sus atroces calumnias contra hombres honrados por adulara O'Higgins, en lo que hacía su primer placer para sacar sus ventajas particulares, como las sacó, en efecto, con perjuicio del honor de Chile i de su fortuna. ¿Qué hubiera dicho si por casualidad El Observador de Lóndres hubiese tenido su Semanario Republicano i le hubiese dado con su falsedad por la cara? El ciertamente se habría reido. La impavidez i la impudencia son mui comunes a O'Higgins i a todos sus sectarios; pero ¿no habría sido de la mayor vergüenza para el desgraciado Chile que el que se decía Plenipotenciario del que se decía su Gobierno, hubiese recibido un desmentido tan completo? Esto puede servir tambien de esperiencia a los chilenos para que estén mui en guardia siempre, i no consientan jamás que facinerosos i malvados como O'Higgins los subyuguen un solo momento.

Irizarri, natural de Guatemala, fué a Chile poco antes de la revolucion i se casó con una señora del país. Verificada aquélla, aparentó seguirla como han hecho otros muchos malvados para sacar partido en provecho de su fortuna particular.

Los Carreras le contuvieron en sus pérfidos proyectos i por eso, a fines de 1811 o principios de 12, se vino a Lima, satisfecho de que sus compromisos en contra del Gobierno español eran ningunos.

Aquí gozó de la mayor tranquilidad, como cualquier otro de los mas sumisos vasallos de Fernando VII. A fines de 1812 o a principios de 1813, regresó a Chile i se declaró por sus inicuas miras como uno de los mas encarnizados enemigos de los Carreras, aunque siempre bajo