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CÁMARA DE DIPUTADOS

sin el cual no puede formarse una marina nacional, i que debe bastar para las necesidades mas probables en tiempo de paz i de guerra, no lo reputo en manera alguna de menor importancia que cualquiera de las partidas de presupuesto.

La formacion de este juicio depende del modo cómo se considere a la marina de guerra.

Los espíritus preocupados que no miran en la escuadra sino un elemento de que se puede abusar en el interior i el esterior o los que creen posible que Chile se engrandezca en industria i comercio, sin necesidad de marina, exajerarán el gasto de los 300,000 pesos, i desearán aplazarlo indefinidamente.

Mas si echan la vista sobre el resto del mundo i observan que las naciones mas libres e industriosas son justamente las que tienen mayor fuerza naval, se tentarán talvez a estudiar las relaciones íntimas que hai entre la marina de guerra i la mercante; i entre éstas i el engrandecimiento de un pueblo, principalmente cuando su situacion es tal, que todo le viene por el Océano.

Entónces se verá quizá que el porvenir de Chile está todo entero en sus comunicaciones marítimas; que el Pacífico guarda las llaves de su prosperidad, i que la marina de guerra es quien debe apoderarse de estas llaves, dando impulso i proteccion a la mercante i llevando la seguridad donde quiera que vaya su pabellon. Sobre todo, habiendo como no puede dejar de haber la conviccion de que Chile por la configuracion de su suelo no puede pasarse sin marina, i que cada dia será esta necesidad mas imperiosa, es forzoso comenzar desde ahora a echar sus bases, pues la marina no es un elemento improvisable.

Despues de pensar detenidamente sobre este punto pienso, señor, que el desnivelamiento tan notable que existe entre la fuerza de tierra i la de mar, señala un error de trascendencia en la direccion dada hasta que la fuerza pública, i que es tiempo ya de preparar en Chile un cambio esencial respecto al fomento de su poder militar.

Siguiendo mi propósito, paso ahora a manifestar otros vacíos que presenta al lejislador el Departamento.

Sobre el personal de la Marina

He hablado ya de la necesidad de tener una base de escuadra constantemente armada, i esta necesidad es correlativa de la que el estado mantenga siempre un cuadro activo de marinos, con arreglo a los recursos i necesidades del pais.

Hoi mantiene un cuadro pasivo de oficiales; pero no cuenta con un solo marinero, pues ya he manifestado que respecto a las tripulaciones, rije la práctica de contratarlos cuando necesita armar un buque, despidiéndolos del servicio desde el momento en que se desarma.

Si las ideas anteriormente espustas sobre el material de la marina fuesen adoptadas, entónces tendría el gobierno a sus ordenes 296 marinos, correspondientes a la dotacion de cinco buques, miéntras su ejército de tierra cuenta mas de 2,003 soldados. I solo entónces se podria dictarse una lei de reclutamiento para la marina, que lijase la forma de los enganches i el tiempo i condiciones del servicio.

Para el reclutamiento de marineros, existe en España, i aun se ha trasmitido a algunas de sus ex-colonias, el sistema de la matrícula, segun el cual, la obligacion de servir al pais en la marina solo pertenece a los que se ocupan en las costas, en el oficio de lancheros i pescadores, dándoseles por recompensa de esta carga, un fuero aparte i varios prívilejios.

Semejante base, i la circunstancia de que para hacerse efectiva la matrícula se requiere un mecanismo especial bastante complicado por su número de empleados, hacen, a mi juicio, inaplicable a Chile este sistema de enrolamiento.

Mas sencillo i mas conforme con las instituciones de la República es el enganche, que es el sistema que se observa para proveer el ejército.

Pero al aplicarlo de una manera formal a la escuadra, era preciso hacer en él ciertas modificaciones con arreglo a las especiales exijencias del servicio de mar.

Son ellas mui obvias, i sólo indicaré que el tiempo de las contratas no deberia ser menor de tres años, i que el reemplazo de las tripulaciones no deberia ser simultáneo, sino por partes, a fin de que siempre hubiese en la escuadra, cuando ménos, dos tercios de marineros esperimentados.

Con respecto a los oficiales convendría tambien establecer nuevas condiciones que guardasen armonía con la fuerza naval que tiene el pais. Por haberse seguido ciegamente en esta parte la lejislacion de otras marinas jigantescas, existen en la nacional impropiedades i vicios considerables.

El cuadro número 6 que acompaño a V.S. contiene un estado exacto de los oficiales de uerra mayores i guardias marinas que tiene a sueldo la República, i por él se ve que mantiene trece jefes como si hicieran servicio activo miéntras sólo posee un buque para su clase precisamente el que con mas frecuencia está desarmado. En cuanto a los oficiales subalternos se ve que apénas hai el número suficiente para los buques existentes, miéntras no hai como reemplazarlos por falta de un número bastante de guardias marinas.

De este estado de cosas se sigue que es indispensable alterar esencialmente la forma que hoi tiene el cuerpo de oficiales. No señalaré todos los puntos reformables, pero sí haré resaltar uno que se presenta a mi vista como mui principal,