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Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo XXXIV (1844).djvu/507

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CÁMARA DE DIPUTADOS

trapesaban a las nobles i benéficas miras que aquella propuesta encerraba. Parece increíble que ella hubiese encontrado, no decimos oposicion, pero ni aun motivo de discusion. Así fué sin embargo, mas el Gobierno no ha desmayado i se propone, segun lo manifiesta el señor Ministro, insistir en aquella medida, que no dudamos ennoutrará esta vez la acojida que merece.

El estado indefenso en que se halla la República, principalmente en sus puertos, ha llamado la atencion del Gobierno. En el dia, nuestros puertos no están al abrigo de los ultrajes i la autoridad pública no cuenta, en los mas de ellos, con medio alguno para hacerse respetar i obedecer a dos varas de la orilla del mar. Este es un mal grave i el Ministro, con razon, ha creido llegada la oportunidad de remediarlo. Gozando de los beneficios de una paz con todos visos de duradera, con recursos a la mano, debemos preparar nuestros medios de defensa, no para que nos tengan miedo, pues no lo pretendemos, sino para que se nos respete en nuestro mismo pais, en nuestras mismas aguas, en nuestros mismos puertos.

La fortificacion de nuestras costas i de nuestras fronteras no es pues una medida de guerra, es una demanda por la dignidad nacional, por la inmunidad del territorio no es medida ofensiva ni hostil, es meramente defensiva i de buena policía.

El plan de fortificaciones desenvuelto en una memoria que acompaña a la del señor Ministro, i que este recomienda, se reduce a la construccion en los puertos i en la línea de frontera, de unas "torres de bóveda de mediana altura divididas interiormente en tres cuerpos que sirven cada uno a un objeto distinto" i que la memoria especifica.

Los puertos indicados como en los que es necesaria la construccion inmediata de obras de defensa, son: Copiapó, Huasco, Coquimbo i Maule; Talcahuano, Valparaiso, Valdivia i Chiloé las tienen, ya susceptibles de refaccion i mejora. Para la frontera del Sud se consideran suficientes diez fuertes de la clase mencionada arriba.

La guardia cívica presenta este año un cuerpo de 48,238 hombres de las tres armas, regularmente disciplinados, formando el plantel jeneral de un ejército respetable. Sin embargo, este cuerpo poderoso i salvaguardia de las instituciones, puede nuestro pais por su desorganizacion, convertirse en un azote terrible contra los mismos pueblos. El señor Ministro nota los grandes vacíos que se encuentran en esta institucion; la falta de plan jeneral en su organizacion, la falta de ordenanzas peculiares i mil otras que enumera, i se propone llenarlas elevando la guardia cívica al lugar que le señalan en el dia los pueblos libres. El no quiere soldados, ni a nosotros nos convienen; queremos ciudadanos armados, ciudadanos pacíficos i laboriosos que a la primera señal se conviertan en soldados, en defensa de la patria i de sus instituciones; Chile no quiere un número de máquinas que hagan mover a su antojo el aliento de un jefe; qiuere una guardia en que el soldado no absorba al ciudadano, una guardia en que la voz del jefe i la disciplina del cuartel no alcancen al ciudadano sino en su calidad de soldado, en el mismo cuartel i en cuanto viste las insignias de un hombre miliciano; pero jamas en su casa i en las transacciones de su vida civil i social. El señor Ministro ofrece organizar debidamente la guardia cívica; al efectuarlo, va a tener que luchar con obstáculos poderosos que de todas partes se levantarán contra él i contra sus ideas; pero si la tarea es ardua i difícil, mayor será la gloria i la inmensidad del servicio que reparte el pais de las medidas que tiendan a colocar sobre bases republicanas i duraderas una institucion que, bien organizada, es productora de grandes bienes; en desórden pueden traer grandes miles. Nos ocuparemos de la marina en otra ocasion.