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Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo XXXIV (1844).djvu/671

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SESION EN 2 DE ENERO DE 1845

facultaron a dos de entre ellos para colgar al tercero, cada vez que así les conviniese.

Pero volvamos a nuestras Cámaras, que no se reunen.

¿Qué causas enjendrán este abandono a sus deberes? Nosotros apuntaremos las que se nos alcanzan:

  1. Falta de cuestiones de partido. Si hubiera alguna, ya se aguardarían de faltar los que temiesen robustecer con su ausencia una mayoría contraria.
  2. Falta de oradores notables. Los grandes oradores animan con sus discursos las cuestiones que se ventilan.
    El ardor de la discusion, la riqueza de imajinacion, la copia de luces i el brillo del talento atraen a un gran número de Diputados que indiferentes por las cosas públicas, asisten por placer, por esperimentar emociones como si asistieran a un teatro, o a una leccion de historia. En nuestras Cámaras, la discusion es fría, insípida, fastidiosa casi siempre, ménos por la falta de interes en los asuntos, que por el poco relieve que pueden darles hombres que manejan la palabra como los que les escuchan.
    El señor Palazuelos suele de vez en cuando arrojar uno que otro dardo que anima i vivifica la discusion que despierta a los que dormitan en su banco.
  3. Falta táctica o educacion parlamentaria. Rara vez el orador de nuestras Cámaras se ciñe a la cuestion ni la hiere en sus puntos culminantes, desperdiciando i debilitado con digresiones inoportunas la atencion de los demas.
  4. Falta oposicion con programa claro i determinado.
  5. Falta en una palabra, todo lo que ha de constituir una Cámara, ménos la forma. De aquí resulta que los Diputados huyen de una tarea fastidiosa i pesada, i por no aburrirse, hacen sin quererlo, el mal, i retardan medidas lejislativas cuyos efectos son a todas luces útiles.

¿Qué remedio tiene esto? No sabremos que contestar a esta pregunta.

Quien sabe si convendría soltar a la Cámara una de esas grandes cuestiones sociales que ajitan todos los espíritus, para que sirviese de sebo para tener alerta a todos, i que de paso se ventilasen todas las cuestiones de detalles.

¿A dónde conduce este abandono de la Cámara? Lo diremos sin rodeos: al despotismo sin derechura, al Gobierno de uno o muchos por sola su buena voluntad. Esto no sucederá hoi ni mañana; pero el camino está indicado i al fin de la vereda se encontrará la meta.

Vendrá un día i sin sentirlo la arbitrariedad, por fastidio de las formas representativas.

Si estas nuestras desconsoladoras opiniones abandonan a los hombres verdaderamente liberales, tanto mejor: así concurrirán a sus puestos, que son las Cámaras i trabajando en ellas las darán vida i respetabilidad.


Núm. 399[1]

En la confusion de ideas que reina sobre la manera de comprender el sistema representativo aun entre los escritores que mas blasonan adherirse a sus formas, no es estraño que toda discusion se haga imposible por falta de principios fijos i por una lamentable subvencion de todas las teorías de Gobierno.

Así sucede que en vano hemos recorrido la Gaceta de Valparaiso en busca de un sistema de ideas, de un criterio político que le sirva de piedra de toque para juzgar los actos de la administracion que tanto vitupera.

La causa de esta anarquía de ideas es mui sencilla. El Gobierno representativo es tan nuevo en el mundo i afecta tan notables accidentes en los diversos paises que lo usan, que al aplicarlo a nuestra situacion política no es de estrañar que se le traduzca el oríjen de donde son tomadas las ideas, i aun los resabios exóticos que con ellas vienen.

Los escritores que nos ilustran sobre el sistema parlamentario, son jeneralmente los franceses: en Francia, estudiamos sus elementos constitutivos, sus medios de accion, sus obstáculos, la influencia de los Ministros del poder Ejecutivo, la resistencia de la oposicion, etc. Todavía tenemos escritores que sin estudiarlo como un hecho, quieren aplicarlo como teoría concebida a priori por Mably, Rousseau i demas optimistas del siglo pasado. Resulta, pues, que al ir a aplicar aquella práctica i estas doctrinas a nuestro propio pais, se encuentran contradictorias e inadecuadas a nuestros hechos actuales; i los gritos de tiranía ministerial, de corrupcion, de degradacion i venalidad, desahogan las pasiones exasperadas i esplican lo que no se alcanza a comprender con una odiosa hipótesis que tiene por base suponer la maldad en los Ministros, el servilismo en los miembros de las Cámaras i la venalidad en la prensa.

I sin embargo, estos héroes de patriotismo, rectitud e incorruptibilidad, que desde las columnas de un diario fulminan sus anatemas contra toda la administracion, Ministros, Cámaras i prensa, no tiene un nombre conocido, ni una posicion social que diera un barniz de propiedad a sus recriminaciones; i gracias, sino es un jóven que hace sus primeros ensayos en el arte de escribir.

Pero, entremos en cuenta sobre la importancia de las palabras.

¿Qué es un Ministerio en Inglaterra? La espresion de la mayoría parlamentaria. ¿Qué es hoi un Ministerio en Francia? La espresion de la voluntad real apoyada en una mayoría parlamentaria.

¿Qué es un Ministerio en Norte-América? La

  1. Este artículo ha sido tomado de El Progreso del 21 de Enero de 1845, número 682. —(Nota del Recopilador).