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CÁMARA DE SENADORES

cion de que podria ser talvez este un gasto inútil, i siendo de tanta magnitud, esto seria mas sensible. Se ha dicho que un baque de vapor no podría mantenerse mucho tiempo en estado de servicio, i la razon es mui clara, porque siendo difícil de componer, no podría repararse. A mas de que seria mui difícil encontrar quienes lo manejasen porque aunque viniesen individuos peritos, no seria posible reparar sus faltas. A esta objecion se agrega otra que corresponde al año presente, i es que todas las esperanzas que había el año anterior por abundancia del Erario, parece que se han desvanecido; porque el 1.000,000 de pesos que se creía sobrante en arcas nacionales ha desaparecido; i por el contrario, léjos de haber sobrante, es mui detemerse un déficit. I por ahora me abstendré de hablar en contra del proyecto, hasta saber el estado en que se encuentra el tesoro público. Hai muchas necesidades interiores a que atender, a mas del pago de la deuda esterior. Para mí, este es el principal obstáculo que encuentro a la aprobacion del presente proyecto. Puede contestarse a las anteriores observaciones; pero a esta objecion o duda sobre fondos, no sé qué pueda contestarse. Si efectivamente hubiese 230,000 pesos que no hicieran falta para el pago de la deuda esterior, yo desearía lo supiese la Cámara para obrar según este antecedente, i desearía por tanto, que se suspendiese la discusion de este proyecto hasta que vengan los presupuestos, que deben pasarse muí en breve, porque están despachados en el Consejo de Estado. Sin embargo, la Cámira puede resolver lo que le parezca mas conveniente.

El señor Ministro de la Guerra. —Aunque yo creo que el Erario no está en el conflicto de que se ha hablado, sin embargo esa objecion inflaye mucho para la decision del presente proyecto, i no puedo ménos de apoyar el retardo de su resolucion, hasta que el Gobierno dé una noticia del estado de los fondos, i vea el Congreso si se puede disponer de esa cantidad. En este caso me parece inútil entrar en discusion.

El señor Presidente. —Hai pues, una indicacion prévia, reducida a que se difiera la discusion de este proyecto hasta saber el estado de los fondos nacionales.

¿Se pregunta si se difiere o nó?

Se procedió a votar i resultó que se difiriese, por unanimidad.

Se dio segunda lectura i se puso en discusion jeneral el proyecto de lei aprobado por la otra Cámara sobre el nuevo plan de sueldos militares. El señor Egaña. —Yo desde luego, no me opondré a la aprobación en jeneral de este proyecto; pero me reservo algunas observaciones, que haré en la discusion por menor. Mas debo hacer presente a la sala la necesidad, a mi ver imperiosa, que hai que este proyecto se considere a un tiempo con el otro que determina el número de los empleados militares. El Senado tendrá presente la multitud de empleados de este departamento. El mal no consiste en la mayor o menor dotacion de los empleados.; consiste en la aglomoracion de ellos. Ni diré que están suficientemente dotados; pero si que hai mucha profusion de empleos. Me parece, pues, que es preciso que se vea hasta qué número llega el de los empleados militares, i que sin esto no podemos proceder a señalar los sueldos.

Propongo, pues, que para la discusion del presente proyecto se aguarde la lei que ha establecido los únicos empleados militares que pueden haber en Chile.

El señor Aldunate, Ministro de la Guerra. —Es cierto que esta lei tiene una íntima relacion con la otra; pero también es cierto que se puede señalar el sueldo que corresponda a cada clase, sin perjuicio de que el nú.ñero de oficiales se considere a su tiempo. Aquí no hai mas que señalar el sueldo de cada clase, i en la otra lei se señalará el número de oficiales i la clase de armas a que pertenecen. Así es que no hai inconveniente para que se señale ahora la dotacion, sin perjuicio de que si el número resultare ser crecido, se acuerde su disminucion Aquella lei está pendiente en la otra Cámara sólo por un artículo que trata del número de oficiales que debe tener el cuerpo de asambleas, i me parece que deberá ser despachada en pocos días.

El señor Egaña. —Yo celebro mucho que esté en ese estado tan avanzado la lei, i que en mui pocos dias pasará a la Cámara, pero el Senado debe reparar que si en la consideracion de esta lei no se puede pasar adelante. Dos razones tengo mui poderosas para pensar de este modo; la primera es, que según el número de destinos militares que hai en la República, debe ser el sueldo; porque si es excesivo, no se les dará tanto. Hai necesidad de saber el número de empleados para saber si hai fondos suficientes para la dotacion. —En segundo lugar, i esta es la principal razon, la única girantía que tenemos de que haya algún arreglo en el proyecto, es que se diga el número de empleados militares de la República, i que no pueda haber mas que los determinados en aquella lei. Si se aprobase la presente lei ántes de sancionarse la otra, entonces yo dificultaría que llegase la otra a tener efecto: quedarían aprobados los sueldos, i subsistentes los abusos que se han tratado de remediar. ¿No es cierto que el gran mal que hai, es el crecido número de empleados en el ramo de guerra? No es porque estén bien dotados, si no por el número tan excesivo de empleados. La enormidad del mal ¿no es la que ha obligado al señor Ministro a presentar el otro proyecto? Concluyamos a aquél i despues seguiremos con éste.

El señor Aldunate. —Yo creo, señor, que no seria justo valuar el sueldo de los militares por el número de ellos, porque de ese modo todos perecerían. Cuando llegue el caso de discutir esa lei, el Congreso determinará el número de mili