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CÁMARA DE SENADORES

el proyecto de lei presentado por la Comision a la consideracion de la Cámara, i la que únicamente debe ocupar su atencion. La Comision trata de los terrenos abandonados por el mar, i por esto es que no se ha puesto en discusion la consulta del Gobierno, sino el proyecto de lei de la Comision, que no se contrae sólo a los terrenos abandonados por el mar en Valparaiso, sino a los de igual naturaleza en toda la República. Por consiguiente, a esto es a lo que debe dirijirse la proposicion.

El señor Presidente. — Señor, si no hai cuestion todavía, se está padeciendo un equívoco notable; el Presidente de la Cámara no ha hecho mas que promover la discusion. La cuestion procede de la consulta pasada al Gobierno; i yo me atreveria a asegurar que el proyecto de la Comision se refiere en mucha parte a esa consulta sobre los terrenos de Valparaiso; pero esto nada importa sino se ha aprobado siquiera en jeneral ¿para qué entrar en cuestion de nombre, cnestion puramente de palabras?

El señor Bello. — El señor Presidente me permitirá observar que para proceder con órden es necesario tener presente los trámites que ha habido. No es la consulta del Gobierno la que está en discusion; es el proyecto de lei formado por la Comision; en esto me refiero a las actas que los señores Senadores deben tener mui presentes. La Comision ha formado el proyecto de lei, i no se ha tenido presente, en todas las sesiones en que se ha tratado esta materia, la consulta del Gobierno, sino el proyecto de lei que formó la Comision.

El señor Cavareda. ¿Qué es lo que se ha puesto en discusion jeneral?

El señor Presidente. — El proyecto de lei sobre los terrenos abandonados por el mar en Valparaiso.

El señor Cavareda. — Yo pido que se lea el artículo 1.° de ese proyecto.

(Se leyó).

El señor Benavente. — Pido la palabra...

El señor Presidente. — No está nada en discusion...

El señor Bello. — No hai tal proyecto de lei sobre Valparaiso, i observaré que en el presentado a la Cámara por la Comision ni siquiera se nombra ese puerto.

El señor Presidente. — Pero, señor, ¿cuál es la cuestion que ha llamado la atencion de la Sala hasta el dia? La cuestion de los terrenos abandonados por el mar en Valparaiso, sea en la forma que la ha presentado la Comision, o en la que la pudo presentar cualquiera Senador: esto no importa nada por ahora. No se qué clase de cuestion es esta que se promueve ahora sobre el nombre. Despues de la discusion, se verá si es jeneral o no.

El señor Bello — Yo no me fijo en el nombre, sino que he hecho la observacion sobre el modo de fijar la cuestion, para que no se crea que se trata sólo de los terrenos abandonados por el mar en Valparaiso.

El señor Benavente. — Pido la palabra.

El señor Presidente. — Está en discusion jeneral.

El señor Benavente. — Por eso, pues, la pido, (en alta voz). Seria vergonzoso, (continuó) estar perdiendo el tiempo en cuestiones de esta naturaleza; pero ello es cierto que el nombre de este asunto ha traido estas cuestiones, i desde el momento que se ha nombrado a Valparaiso, ya se han creido implicados algunos Senadores, sin atender a que se trata de un asunto jeneral. La Comision formó este proyecto, i me parece que debe considerarse. No tengo mas que decir, que lo dicho hasta hoi, para probar la necesidad en que se halla el pais de una lei que determine los derechos que pueden tener los propietarios colindantes en los terrenos abandonados por el mar i en los que abandonare en lo sucesivo. La necesidad i conveniencia de esta lei creo que es innegable, i me parece que por ahora basta saber que debe hacerse una lei para que se remedien los males que hasta aquí se han advertido. Las leyes del código frances no están en armonía con la situacion de nuestro pais. Por consiguiente, yo apruebo el proyecto en jeneral, sin que por esto se deje de hacer algunas observaciones i reformas en el todo o parte de él, cuando se trate de la discusion por menor.

El señor Presidente. — Si ningún señor toma la palabra, se procederá a votar. Pregúntese, pues, si se aprueba o no en jeneral ese proyecto.

Se preguntó.

El señor Aldunate dijo: yo no sé, señor, si debo votar, pues...

El señor Bello. — Para mí es respetable la duda del señor Senador que acaba de hablar, porque nace de un sentimiento de delicadeza i de su conciencia, pero si habia de aprobar una proposicion, i si el reglamento de la Sala le manda que no se escuse de votar, debe prescindir hasta de su delicadeza, votar segun la conciencia. El señor Senador me dispensará esta observacion, porque es necesaria al bien público. O se trata de una cuestion particular, o se trata de una cuestion jeneral. Si es jeneral, no se puede negar el voto; i sí es particular, no puede votar, si se considera implicado. A mí me parece que es mucha libertad la que me he tomado, pero como podia resultar un embarazo para la resolucion, he creido de mi deber hacer esta observacion.

El señor Aldunate. — No tengo nada que observar, señor, a lo que acaba de decir el señor Senador preopinante; ha pedido y ha debido tomarse esa libertad como la llama, que para mí no la es realmente. Pero, señor, mi duda subsiste siempre; porque a consecuencia de la primera proposicion que fijó el señor Senador que acaba de hablar, opiné en contra, aunque hubo empa