▼bre en las esplosiones de su despecho. El señor don Diego Barros descubrió el lugar de mi retiro, i fué él a manifestarme los deseos de la reunión. Me negué obstinadamente a toda cooperacion en unos actos que me parecían atentatorios al réjimen constitucional, i en que observaba con dolor que figuraban algunos hombres de buena fé, ciegos instrumentos de los que habian meditado nuestra ruina."
Cuando se anunció el movimiento del jeneral Prieto con las tropas del Sur a esta ciudad fué llamado don ▼Ramón Freire por el Presidente de la República, don Francisco Ramón Vicuña, para ordenarle que se pusiera a la cabeza de las que existían en esta capital i que marchase a contener aquéllas. Fué público entónces que se resistió a aceptar semejante encargo, porque estaba en oposicion con sus sentimientos, como él mismo lo espresó, i para salir de un paso a que no podia negarse como militar, hizo renuncia de su empleo, entregando los despachos que con prevención habia llevado consigo. Su propia familia es sabedora de que su opinion era en favor del movimiento, i que estaba dispuesto a protejerlo con su cooperacion. Cuanto asienta en el párrafo antecedente, es una falsedad que pueden echarle en cara hasta sus propios criados. Si es cierto que en el fondo de su alma deploraba los acaecimientos que escandalizaron a la capital en Noviembre de 829; si conocía los secretos resortes que se ponían para poner en duda la existencia de la Constitución, si tenia noticias prácticas del ejercito i del jefe que lo mandaba, ¿por qué no puso en ejercicio ese desinteresado patriotismo, de que se jacta, para evitar los males que ya divisaba? ¿Por qué se resistió a la órden del Gobierno, i dejó cundir la revolución i solo vino a tomar las armas para sofocarla cuando ya se habia hecho jeneral? La reunión del 7 de Noviembre fué ilegal para don Ramón, cuando vió que en ella no se le habia nombrado solo para el Gobierno. No pudo disimular el disgusto que le causó saber que le acompañaban en el mando los señores Tagle i Alcalde, i si ocurrió a la sala del Gobierno puesto de grande uniforme, fué porque se le indicó que el Vice-Presidente iba a depositar en él el mando. Ese refujio en la casa de un amigo "no fué de temor de la parte que podrían darle en aquella escandalosa tropelía los que abusaron de su condescendencia" sino por estar libre para ocurrir con mas prontitud a la sala de Gobierno. Cuanto espone don Ramon Freire, en órden a no haber tomado parte en los movimientos de Noviembre, es una ficción que se contradice con el suceso de no haber querido ponerse a la cabeza del ejército. Este hecho solo basta para acreditar que él tuvo parte en la revolucion desde el principio, i que despues la abandonó por que conoció que se le frustraban sus encubiertas miras.
No pudiendo tolerar que el jeneral ▼Prieto se hallase a la cabeza de ella i creyéndose el primer hombre de la Nación, no escuchó mas consejos que los de la envidia i para echar por tierra a un rival a quien todos los chilenos consideran con respeto i confianza, despreció sus deberes i no pensó mas que en deshacerse del objeto de sus celos. Por eso llama al jeneral Prieto jefe hasta entónces desconocido en nuestros fastos militares, por eso cuantas veces le nombra en su manifiesto le increpa i le vilipendia, cuando el jeneral Prieto no tiene mas parte en sus desgracias que el haberle levantado jenerosamente del polvo en que le habia humillado Tupper, i haberle hecho fugar vergonzosamente en Lircai. Por eso abrazó el partido de los destructores de la lei i quiso que la causa de ésta se sometiera a sus enemigos que le ofrecieron saciar sus rencores. Véasele como disimula la conducta que observó con él el ▼ejército de esta capital, el atropellamiento que sufrió de Tupper i como disfraza este hecho escandaloso para encubrir su comporlacion posterior.
El 11 de Noviembre en la noche dirijió el mismo don Ramón Freire, como Presidente de la Junta creada por el pueblo el 7, un oficio al Vice-Presidente Vicuña, haciéndole responsable de las ajitaciones que esperimentaba el vecindario por su resistencia a entregar el Gobierno. El señor Vicuña no dió mas contestación que marcharse a las pocas horas para Valparaiso. Con este motivo, se reunieron al dia siguiente los jefes del ejército en junta de guerra i acordaron ponerse a las órdenes de don Ramón como capitan jeneral. Despues de esto, convinieron todos en que se espidiese una órden mandando al ejército que reconociese la Junta. Se estendió a presencia de los mismos jefes, i el señor Freire la entregó personalmente a don Benjamín Viel para que la comunicase. En la tarde de ese dia empezó la Junta a ejercer sus funciones, i la primera providencia que tomó fué oficiar al jeneral Prieto i coronel Búlnes para que detuviesen sus marchas, pues ya no se consideraba necesario el ausilio de sus tropas. Don Ramón Freire espidió una proclama en el mismo sentido. (1)
(1) Virtuosos guerreros:
Oíd la voz de un compañero de vuestras glorias que, dejando el retiro tranquilo i sosegado, os habla como jefe i os suplica como conciudadano.
Os habéis conmovido para restablecer el imperio de la Constitución i habéis emprendido marchas que, si por una parte han acompañado el sentimiento de los pueblos, no han dejado de ocasionar desasosiegos entre los que desconocen el patriotismo de los conquistadores de la Independencia.
Suspended vuestros pasos sobre la ciudad de Santiago i volved a vuestros destinos, porque su vecindario ha dictado las medidas que corresponden para asegurarla tranquilidad por que ansiais, nombrando un Gobierno provisorio a quien ha encargado la empresa de restituir la República a su unidad, los pueblos a la paz i la Carta Constitucional a la veneración que todos los ¿chilenos le han jurado.
Me hallo a la cabeza de una Junta Gubernativa ¡Provisional, empeñada i comprometida en restablecer el órden perturbado. Deteneos, cuando mas, para esperar sus deli