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CONGRESO NACIONAL

dadano, que es lo mas sagrado, si se juntan dos o tres, basta para sentenciar a un reo a muerte.

El señor Ovalle, don J.A. —Creo, señor, que estamos perdiendo el tiempo en discusiones ilegales. La Sala tiene acordado que las mociones se hagan inscriptis, no habiéndose hecho esta inscriptis no deben discutirse. Hemos ya perdido media hora legal i no debe hablarse mas sobre el particular.

El señor Presidente. —Este no es un proyecto de lei que necesite presentarse por escrito, solo es un artículo como los ochenta o noventa que tiene el reglamento i para pedir que se reforme uno de éstos, no creo que sea necesario presentarlo inscriptis; con que así queda escusado esto.

El señor Infante. —Que este sea un artículo del reglamento interior no hai una duda; pero es un artículo que forma una lei i no me parece fuera de propósito que, cuando se quita una lei, se proponga por escrito la que ha de subrogarle; pero tambien caeríamos en otro inconveniente en que se diese por escrito i es que cuantas veces se quisiese derogar un artículo, habrían otras tantas discusiones i ocuparíamos el tiempo solo en esto.

Se ha espuesto que dos dias no ha habido sesion por falta de un diputado i que otras veces no se ha entrado a la sesion a horas ordinarias, por esperar que se llene el número establecido. Nos hacemos cargo de este inconveniente; pero no lo contrabalanceamos con las ventajas que habrán resultado de que todos los demás dias se hagan las sesiones con los dos tercios i aun algunas veces con dos o tres mas. Pero, queremos evitar los inconvenientes de que se concurra tarde a las sesiones, reduciendo el número de los individuos sin atender a lo que sucedió en el anterior Congreso. Yo quisiera que el secretario actual que lo fué también en el otro Congreso, me dijera si no se hacian sesiones con 25 o 28 diputados, i bien sabemos sus resultados. Yo sé que en otros Congresos no solo se ha exijido las dos terceras partes del total, sino que ha tenido derecho siempre cualquier diputado para pedir la prórroga de un asunto hasta que hayan mas diputados ¿i todavía esto lo hemos de alterar? Yo no creo que sea legal ni está en el órden que leyes que son de trascendencia jeneral, se hayan de discutir por 10 o 12 diputados.

El señor Presidente está mui equivocado en decir que dos individuos en un tribunal pueden decidir de la vida de un ciudadano, por que, para estas sentencias, es necesario que esté pleno el tribunal. En asuntos de intereses, pasando de 12,000 pesos, debe también estar pleno i dos no pueden sentenciar ni en causas de 200 pesos, i aquí que solo se reputan suficientes las dos terceras partes de los diputados, con todo eso queremos reducir su número a la mitad ¿i que la mitad de esta mitad sea suficiente para aprobar o rechazar una lei? Es decir que la cuarta parte de la Representacion Nacional era suficiente para dictar leyes. Esta es la causa de que no hagamos nada, que asuntos ya sancionados se estén anulando i modificando todos los dias, éste es el motivo de la lentitud del Congreso.

El señor Presidente. —Cuando yo he asentado la proposicion de que en los tribunales de justicia se sentencia i se decide de la vida de un hombre con dos o tres individuos, no lo he dicho por adivinanza sino porque estoi mui cierto de ello, por que yo, para asentar una proposicion como ésta, la he consultado con hombres versados en tribunales. Tampoco he dicho que se reduzca el número de diputados a 12 o 14. La mitad de 52, que son los que componen la Representacion Nacional, es 26, i 26 me parece un número suficiente. Ahora no por eso se impide que vengan mas a la Sala i tampoco se dejaría de reclamar su asistencia. Si hubiese un asunto de mucha importancia, queda la libertad a cualquier individuo de la Sala para reclamar mayor número de individuos. Solo deseo que se modifique un artículo que da tanto que hablar al pueblo, porque la conversación del dia en las casas, en el comercio i en todas partes es que el Congreso no hace nada, que nos llevamos ociosos; dicen los diputados de afuera que solo sostienen este artículo los diputados que están radicados aquí; pues, que aquí se ha dicho que ojalá el Congreso durase tres años. Ya los papeles públicos critican al Congreso, diciendo que en el primer mes se gastó el tiempo en tratar niñerías i el segundo se ocupó en cuestiones escolásticas. Yo me adelanto a creer que se lleva algun interes en que dure mucho el Congreso; con que, señores, si queremos estar en este mismo letargo, permanezcamos en este órden i acaso seremos hechados a chicotazos. No es la primera vez que ha sucedido en Chile con otro Congreso, i yo he sido uno de los que he escapado.

El señor Iñiguez. —Reclamo el órden, esta es una pifia i un insulto que se hace a la Sala.

El señor Presidente. —No puede US. reclamarlo, porque, cuando se esponen razones que son del caso, no hai motivo para reclamarlo.

El señor Argomedo. —Hai un equívoco, señor, el primer mes en cuestiones escolásticas i que el segundo se esperaban cosas grandes.

El señor Infante. —Se me ha contradicho lo que he espuesto. Yo acabo de salir de un tribunal i sé mui bien lo que he dicho. Se me ha respuesto tambien que no se quiere que sean 13 o 14 los diputados que asistan a las sesiones; no se me ha entendido. Lo que he dicho es que de 28 que son, poco mas o ménos, la mitad del total, uno sobre la mitad de éstos serian 14 o 15, i como, uno sobre la mitad de los que asisten, es lo que se exije, serian 14 o 15 los que dictasen la lei.

Señor, que los diputados de afuera son los que se quejan i que los que residen en la capital son los que se empeñan i se interesan en que dure el Congreso, si ese cargo es para zaherirme,