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80 MADAMÁA DE SEVIGNÉ

los errores y los contratiempos á que da lugar la distancia ? Tengo pena por vos cuando estáis en buena salud, y acaso cuando estéis enferma, una de vuestras cartas me dará la ale- gría : pero esta alegría no puede ser larga, porque, en fin, es preciso dar á luz y esto es lo que me entristece y me turba con razón hasta que sepa vuestro feliz alumbramiento. ¿Estáis, pues, resuelta á dar á luz en Lambesc? ¿Tenéis vuestro cirujano? La joven Deville me dice que le conocéis, esto es bastante; pero termo que sea joven, después que os sangren, y los jóvenes no tienen mucha experiencia. En fin, yo no sé lo que digo; pero tened cuidado de vos por encima de todas las cosas, El pasado debe haberos hecho prudente, en cuanto á mí, soy ya de una capacidad que me sorprende.

¿0s he dicho que hacía plantar la plaza más bonita del mundo? Yo me coloco en medio de esta plaza, donde nadie me acompaña porque hace mucho frío. La Mousse da veinte vueltas para entrer en calor; el abate va y viene para nuestros asuntos, y yo estoy allí plantada con mi casaca pensando en la Providencia, pues este pensamiento no me abandona jamás. Quisiera saber aquí las noticias de vuestro parto ; la fatiga de los caminos y mi violenta inquietud, no me parecen dos cosas que se puedan soportar á la vez, Mandadme á decir qué nombre tomará Adhemar, yole encuentro difícil : Mr. de Grignan defiende Grignan y tiene razón; Rouville (1) dec fiende el otro : será preciso dejar la elección á este joven amante de la gloria.

¿Queréis saber si tenemos todavía hojas verdes? Si, mu, chas : están mezcladas de aurora y de hoja muerta, y esta hace un conjunto admirable.

He aquí dos buenas viudas: Mad. de Senneterre y Mad. de Leuville ; la una es más rica que la otra, pero la otra es más rica que la una. No me decís nada de vuestra asamblea; dura más que nuestros estados, Habladme de vuestra salud y por


(1) Francisco, Conde de Rouville, hombre extraordinario por la autoridad que había adquirido de decir altamente la verdad.