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192 MADAMA DE SEVIGNÉ

mundo no tiene largas injusticias : vos debéis ser de esta opi- nión por vuestros propios intereses. Adiós, mi querida, hija: e abrazo de todo corazón.

A LA MISMA Martes, 17 de setiembre de 1615.

Ved una fecha extraordinaria : estoy en un barco, en la co- rriente del agua, muy lejos de mi castillo; pienso hasta si podré acabar ¡Ah! ¡qué locura | pues las aguas están tan bajas y soy tan á menudo detenida, que siento mi equipaje que no se para y sigue su marcha. Se aburre una sobre el agua cuando está sola : hace falta un joven conde de Chapelles y una señorit: de Sévigné. Pero en fin, es una locura embar- carse cuando se está en Orleans y acaso en Paris mismo : esto es por decir uva gentileza. Verdad es, sin embargo, que una se crec obligada á tomar bateleros en Orleans, como en Char- tres á comprar rosarios. Os he dicho cómo había visto al abate d'Efíiat en su hermosa casa. Os escribí desde Tours; vine á Saumur, donde vimos á Vineuil; juntos lloramos de nuevo áMr. de Turenne. Vineuil se conmovió extraordinaria- mente. Vos le compadeceréis cuando sepáis que está en una ciudad donde nadie ha visto al héroe. Vineuil ha envejecido mucho, tose y escupe y es muy devoto, pero conserva siem- pre su ingenio; os envía mil y mil afectos. Hay treinta leguas de Saumur á Nantes; hemos resuelto hacerlas en dos días y llegar hoy á Nantes. En este deseo caminamos ayer dos horas de noche; encallamos y permanecimos á doscientos pasos de nuestra hostelería sin poder abordar. Despeitamos al ruido de un perro y llegamos á media noche á un tugurio más pobre y más miserable que todo lo que se os puede representa: : no encontramos allí más que dos ó tres viejas que hilaban, y paja fresca sobre la cual nos acostamos todos sin desnudarnos. Me