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CARTAS ESCOGIDAS 231

de Francia, peinada con mil bucles; los dos de las sienes le caían muy bajos, junto á las mejillas; con cintas negras sobre su cabeza y perlas de la mariscala de l'Hopital embellecidas de bucles y de diamantes de la más rara belleza, con tres ó cuatro agujas, nada de cofia; en una palabra, una triunfante belleza que ha causado la admiración de todos los embajadores. Ella ha sabido que se quejaban de que impedía á toda la Francia ver al Rey, y le ha devuello como vos veis, y no podéis comprender la alegría que lodo el mundo tiene por esto ni la belleza que da á la Corte. Esta agradable confusión, sin con- fusión de todo lo que hay de más escogido, duró desde las tres hasta las seis. Si vienen correos, el Rey se relira al mo- mento para leer sus carlas y vuelve. Hay siempre algo de mú: sica que se escucha, que hace muy buen efecto. Habla con laz damas que han acostumbrado tener este honor. En fin, se deja el juego á las seis; no cuesta trabajo ninguno hacer las cuen- tas, no hay fichas ni marcas; las puestas son por lo menos de cinco, seis, ó siete cientos luises; las grandes de mil ó de mil dos cientos. Ponen primero veinticinco cada uno que hacen ciento, y después el que hace pone diez. Da cada uno cuatro luises al que hace la quínola; se pasa, y cuando se ha hecho jugar y no se toma la puesta, se ponen diez y seis para apren- der á jugar. Se habla sin cesar y nada se queda en el corazón. ¿Cuántos corazones tenéis? — Yo tengo dos, yo tengo tres, yo tengo uno, tengo cuatro. No suele haber más que tres ó cuatro, y Dangeau está encantado de ellos : descubre el juego y saca las consecuencias. Ve con quién se las tiene que haber; en fin, yo estaba muy contenta viendo este exceso de habilidad. Verdaderamente es él quien sabe los secretos de las cartas; pues conoce todos los otros colores. Á las seis se monta en la calesa ; el Rey, Mad. de Montespan, MoNsIEUR, Mad. de Thian- ges y la buena d'Hendicourt en el estrapuntin ; es decir, como en el paraíso ó en la Gloria de Niquea (1). Ya sabéis cóme


(1) Cuento de hadas de la novela de los Amadís, libro 8.* de Ama» dis de Gaula, capitulo 24,