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256 MADAMA DE SEVIGNÉ

Me representáis muy bien los diversos sentimientos de las señoritas de Grignan, ya tenía gana de conocerlos. Lo que decis de Paulina, es incomparable, así como el uso que hacéis de vuestra delicadeza para evitar los placeres de carnaval.

No olvidaré jamás la prisa que tenéis de distraeros rápi- damente, tragando los días de carnaval como una medicina para encontraros pronto en el reposo de la cuaresma.

Vuestras personas, calificadas en singular y en plural, os consuelan mucho y representan muy bien los personajes. Es preciso no dudar de que oiros explicar todo esto, os será muy delicioso; pero sin embargo, hija mía, arrojo esta tentación por el pensamiento de que nada os es más perjudicial que el escribir y que caeríais en un momento en el dolor de que salís, que es todo cuanto en el mundo debemos evitar. Yo os conju- ro pues, hija mía, á no jugar escribiéndome tanto como la últi- ma vez, si no cueréis que reduzca mis cartas á una media pá- gina ; pues yo os juro, mi querida hija, que, sea venganza ó no, usaré también de ella para haceros ver que yos me obligáis á romper loda relación : ved si queréis hacerme callar en un tiempo en que hay tanto que hablar. Yo abrazo á Mr. de Gri- gnan, puesto que al fin con tanta pena y tanta ternura vos me habéis obligado á perdonarle, y le ruego en favor de esta re- conciliación, que tenga cuidado de acortar estas líneas, que yo quiero de vos. Me parece que le habés engañado y Monlgo- bert también en la cantidad de las que me habéis escrito. Yo os pido tiernamente que no lo volváis á hacer. Vuestros razo- namientos sobre Mad. de Saint-Geran son muy apropósito; hace tres semanas que Mad. de Buri está establecida en el puesto en que vos creíais á Mad. de Saint-Geran. La Delfina, no tendrá damas ; vos conocéis su dama de honor y sus damas de servicio; esto en todo.

Hace ocho días que han partido con toda la casa para Sche- lestadt. Las doncellas han ido también. Son de gran naci- miento, sin ninguna belleza extraordinaria. Laval, los Birous, Tonnerre, Ramburez y la buena Montchevreuil tienen sus pa- quetes hechos. Se deja la sexta plaza para alguna alemana, si