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CARTAS ESCOGIDAS 291

sejos y que después de una madura deliberación, añadimos cien leguas más á esta distancia. Casi os envío vuestra carla; es que habéis desenvuelto tan bien mi pensamiento que tengo placer en repetirle.

Espero al menos que los mares pondrán límites á nuestros furores, y que después de haber tirado cada una por nuestro lado daremos tantos pasos para aproximarnos como hemos dado para estar á los dos extremos de la tierra. Es verdad que para dos personas que se buscan y que se desean siempre, no he visto jamás un destino semejante. Quien me quitara la vista de la Provilencia, me quitaría mi único bien; y si yo creyese que dependía de nosotros el molestarnos ó el no mo- lestarnos, el de hacer ó no hacer, el de querer una cosa ú otra, no pensaría jamás en lener un momento de reposo. Me es pre- ciso el autor del universo para darme razón de todo lo que su- cede; cuando es á él á quien hay que quejarse, no me quejo á nadie y me someto. No, sin embargo, sin dolor ni tristeza; mi corazón está herido, pero yo sufro estos males como de orden de la Providencia. Es preciso que haya una Mad. de Sevigné, que ame á su hija más que todas las madres y que esté á me- nudo alejada de ella, y que los sufrimientos más penosos que ha pasado en esta vida, sean por causa de esta hija. Yo espe- ro también que esta Providencia dispondrá las cosas de olra manera y que nosotros nos encontraremos como los hemos hecho otra veces. El otro día comí con algunas gentes, que en verdad tienen mucho ingenio, y que no me quitaron sin embargo esta opinión.

Pero hablemos más comunmente y digamos, que es una cosa ruda hacer seis meses de retirada por haber vivido este in- 'vierno en Aix. Si esto sirviese á la fortuna de alguno de vues- tra familia yo lo sufrira; pero podéis contar que en este país, seréis muy feliz -si esto no os perjudica. El intendente no habla más que de vuestra magnificencia, de vuestro gran porte, de vuestras grandes comidas. Mad. de Vins está admirada de ello y por tener estas alabanzas es por lo que tendréis necesi- dad de que el año no tuviese más que seis meses : este pen-

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