CARTAS ESCOGIDAS 341
eios, y al cual yo quisiera que Mr. de Arnsuld hubiese contes tado; pero creo que sele ha prohibido : se quiere mejor dejar si respuesta un libro que puede perjudicar á la religión, que ve uno que pudiese justificar plenamente á los jansenistas de L reproches que se les hacen. Os hablaré otra vez de esto. Se m había prometido la arenga 4el coadjutor, y no la he tenide mi hijo es uno de los que me han dicho que era admirable. Pero hablemos un pocó de vuestra salud. ¿No estáis asut tada de esas piernas frías y muertas? ¿Es posible que en « país de los baños calientes, encontréis el medio de dejar pere cer vuestras pobres piernas, que no conocéis más que por k dolores? ¿No hay baños que puedan traer los espíritus Á es tas partes del cuerpo abandonadas? ¿Encuentra esta incomi didad tan poca consecuencia? Si el baño no os ha hecho biet ¿es justo permanecer así? ¿Es posible que pueda una acome darse de grado á estos males tán desagradables y tan peligro sos? Vos me decis que me purgue. ¡Ah, querida mía! No hac más que dos días que he tomado una tonta, bestia de medicine de la cual comienzo á reponerme, pues habla conmovido n perfecta salud. Tomo de esta agua de cerezas y quiera Dic que se pudiese hacer un comercio de salud. Yo os darta much de la mía sin incomodarne. Buenos días, querida mía; esto toda ocupada en vos, en vuestra amistad, en vuestra salud en el placer que tendria en abrazaros pronto. Si no hay má que un momento en que Adán ha pecado, no hay más que u día hasta aquel en que yo pueda abrazaros con todo mi co razón. Soy demasiado feliz esperándole y no quiero agria esta alegría con oscuridades y prevenciones ingratas hacia Dios
A LA MISMA Le Rochers, miércoles 25 de setiembre de 1680.
No pensáis, mi querida hija, más que en desvanecer mis te: mores acerca del estado de vuestra salud; hasta creo que o:
