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31 MADAMA DE SEVIGNÉ

encontrándome ninguna de las pequeñas ncomodidades qu conocéis, digo con admiración : « Es preciso, sin embargo, es perar que un estado tan feliz cambie; » y sobre esto yo com. prendo, que será preciso resolver lo que Dios quiera, que dán- dame mal él me dará paciencia y, sin embargo, yo gozo con lo que me da al presente.

El coadjutor (1) ha tenido cólico, además ha arrojado dos piedras.

Compadezco infinitamente al caballero y estoy encantada de que esté persuadido de los cuidados que hubiera tenido por él en 3us males; no comprendo que se pueda dudar en escoger las aguas de Balaruc : yo estaba presente cuando se le aconsejó ir allá después de decir las perfecciones de ellas; esto debe ser cosa decidida. Desde allí, querida mía, irá á veros y será una grande alegría para yos y para toda se familia : hablaréis de muchas cosas y roy careceréis de asuntos

El capricho de comparar el ruido de vuestro cierzo, con el de vuesiras damas de Aix, me parece muy gracioso. Conozca vuestra atención para esta clase de compañías, creo que vos preferís todavía el ruido del yienlo, y que de la manera con que me lo representáis, deseáis todavia más el fin que la corte de vuestras damas. No dudéis de ello de ningún modo, este exceso de terror que sentís, más que de ordinario, viene de esa torre derribada en mala ocasión : no estaba puesta allí para nada : era uva mampara y se rompió, como vos decís, á la primera impetuosidad. Vos quedáis al descubierto, y tengo pena por vos; en verdad que Mr. de Arlés podría pasar muy bien sin derribar las torres de sus padres.

Leemos las Variaciones (2) de Mr. de Meaux. ¡Ah! ¡ qué her-

(1) El arzobispo de Arlés, á quién llamaba todavía el coadjutor po la costumbre que tenía de llamarle así, antes de la muerte de

r. de Arlés, su tio.

(2) Historia de las Variaciones de las iglesias protestantes por Bossuet, obra maestra de controversia y de elocuencia. Es curioso el ver con qué interés y qué vivacidad, se entregaba Mad. de Se- vigné á las lecturas más serian.