prima, de la cual voy á servirme para modelar sus contornos, á fin de que no se atribuya á invenciones inspiradas por la pasión lo que en el fondo no es sino la espresión de la verdad.
Rojas, para ser Diputado el año de 1877, transó, ó mas bien se humilló á los que meses antes lo habían combatido sin cuartel con los elementos oficiales.
Sus ímpetus demagógicos se tornaron en genuflexiones para con los que mandaban; y entró en la trama indigna y cruel de decretar prisiones y destierros para los opositores que, fuertes en su derecho y munidos de elementos invencibles, se proponían concurrir á las elecciones.
Es de ese modo que Rojas franqueó las puertas del Congreso. A no ser este cambio de conversión, habria seguido el rol de demagogo, á que se prestan su carácter y la raza á que pertenece. Producto de una combinación fisiológica bien marcada, sua actos son el reflejo de un temparamento nervioso y sus ideas en política son vagas, sin reglas, sin tendencias, sin definición, á manera de confuso torbellino al capricho de la fuerza y la astucia.
Sin el tutelaje oficial que aceptó con mengua de su dignidad de ciudadano, estaria hoy, como