No puedo detenerme en el análisis de las pasiones que fermentaron en aquel episodio de nuestras contiendas electorales: tuvo su capítulo final sobre la tumba de Alsina; y las jornadas de 1880 formaron su sangriento epílogo!...
Del Valle y los alsinistas que habían levantado su candidatura para Gobernador, no estuvieron de acuerdo con aquella política de olvido, de fraternidad y de circunstancias: prodújose el cisma, y Del Valle, Rocha, Pellegrini, Alem, López, Saenz Peña, Irigoyen, Uriburu y demás miembros de la juventud activa del partido alsinista, organizaron la famosa fracción «republicana».
Les sucedió lo que Alsina habiales profetizado: «¡Ay de ellos! desgraciados! los arrastrará el torrente!»
No desaparecieron, empero, pues en 1880, y desdeñando alistarse en los grandes bandos, se agruparon en torno de Sarmiento y de Irigoyen.
El nudo electoral fué cortado á filo de espada; y Del Valle entró con los vencedores... ¿Veleidad? ¿Cálculo? ¿Imprevisión?.... Examino los hechos sin penetrar en las intenciones. Meses después, los republicanos formaban en las filas de la oposición.