acento patético -todos estos recursos parlamentarios han sido empleados con éxito por el Dr. San Roman.
A un cuento referido con ese aticismo criollo le seguía un apóstrofe vibrante como un trueno; á la relación descarnada de los hechos, un período penetrante y conmovedor.
El Dr. San Roman nada le debe á la hermosura; pero cuando se incorpora para hablar, cuando se encara á su adversario, ó cuando se dirige al Presidente de la Cámara, se embellece con esa belleza varonil que impone y que dá al orador esa majestad del agredido resuelto á morir como bravo en el campo mismo de la acción.
Es exacto! Esta frase dicha por San Roman mirando cara cara al Dr. Leguizamón, que se permitió una inconveniencia, tenía algo de terrible y avasallador.
En esa frae había un bofetón en el rostro del adversario, que no pudo soportar el trance y se retiró á antesalas como huyendo despavorido.
El leon habia gruñido con voz estentórea y la oveja se alejaba del redil.
Algo mas: creemos que el Dr. Leguizamón, á no ser la frase de San Roman, habria cuarteado