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saldréis mañana. Graciosamente dijo Calderón, en su comedia Vo hay cosa como callar, (Jorn. 1, esc. X1v.): Mi amo aquí está, yo aquí estoy, Las mulas allí están: bueno. Cabales aquí estamos, Tantas mulas como dueños.
(Tantas mulas como dueños, sujeto de la última oración cuyo verbo es estamos, contiene como resu- midos los tres sujetos: m2 amo, yo, y las mulas.)
Porque vos y Dorotea tenéis la luna: en la duo- décima parte de los peces. (LoPE, D. 261.)
3] Pero no siempre se cumple la regla general expuesta en 2]; y es aquí precisamente donde el asunto se complica, y da que hacer a los gramáticos. Es necesario, sin embargo, y posible, establecer en qué casos puede faltarse a dicha regla.
Cejador, después de un análisis harto superficial en asun- tos tan sutiles (G. $ 198; C. S 159-174.), y donde engloba cuestiones que requieren examen aparte, llega arbitraria- mente a la conclusión que los hechos contradicen en este punto, de que la concordancia con el sujeto más próximo es el principio general. (G. p. 374.)
Bello, por su parte, pretende encerrar la regla en un párrafo breve (G. $ 833.), donde resuelve, en cambio, que la concordancia con el último sujeto le parece una falta, aunque nos quedemos sin saber por qué. Más cuidadoso, García de Diego trata de fijar (G. $5 224 y 226.) cuándo es admisible la concordancia excepcional citada; y aunque casi haya logrado su objeto, sin embargo pensamos que existen algunos casos que escapan a sus previsiones, y que no por eso son menos legítimos.
Todo ello nos ha movido a buscar el principio que abar- que todos los casos y no fuerce ninguno; y es el que expo- nemos en el párrafo siguiente.
