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Otras veces, los citados refuerzos no pueden considerarse como pleonásticos; y es cuando sirven para evitar ambigiie- dades. Tal sucede, por ejemplo, cuando se aclara mediante eilos el significado de un dativo, como en los ejemplos si- guientes: Le dí un libro a €l o a ella. Se /as entregaron a €l, a ellos, a ella, o a ellas. Entregáronselas a €l, a ellos, a ella o a ellas; o cuando fijan el carácter reflexivo, recí- proco, o cualquiera de los otros que puede tener el pronom- bre se, como resulta de los ejemplos que siguen: No se fo- drían socorrer en los peligros los caballeros andantes unos a otros. (Ío. 0. L, 31.) Y Sansón y el Cura se miraron el uno al otro. (fo. H, so.)

La colocación de la forma enfática o pleonástica antes o después del verbo, depende en todos estos casos de la eufonía, mas no del lugar ocupado por la forma simple.

f| Contrariamente a lo que pasa en latín, en cas- tellano dos negaciones o tres, en vez de afirmar, nie- gan con más vigor. De ahí expresiones pleonásticas, como pueden verse algunas en los ejemplos siguientes:

En comparaciones: JZás vale algo que no nada. (CERVANTES, Q. l, 21.) Zuve por mejor no haber ha- llado a don Fernando, que no hallarle casado. (to. 1, 28.)

Con vocablos que indiquen temor, duda, etc.: 4un corre peligro Rocinante, m0 le trueque por otro (= le trueque). (CERVANTES, Q. 1, 18.) Con el miedo de no ser hallados (=de ser hallados). (ÍD. l, 28.) Clara temerosa de que Luscinda no la oyese (= la oyese). (Íp. 1, 43) ¿Pues hay quien dude queno son falsas (+= que son falsas) las tales historias? (Ío. 11, 16.)

En otras construcciones: Vi Sancho no osaba tocar a los manjares. (CERVANTES, Q. TM, 59.) Habérsme de