cumpliese en todo con Daifu, con las mejores palabras que pudiese, entreteniéndole, y que no se embarazase con él de allí adelante, en prometerle y facilitarle semejantes cosas. Con este despacho partió á Japon Chiquiro con su návío; el cual fué tan desgraciado en el viaje, que sobre la cabeza de la isla Hermosa se perdió, sin escaparse el navío, ni la gente del, de que hasta muchos dias despues no se tuvo noticia, ni en Japon ni en Manila.
Con las cartas de Fr. Gerónimo de JESVS, y novedades que escribió había en Japon, y licencia que decía tener de Daifu, para hacer cristianos é iglesias, no solo los religiosos descalzos de San Francisco, pero los demas de las otras órdenes, de Santo Domingo y San Agustin, se movieron á pasar á Japon, y no perder tiempo, y cada uno se abrazó de los navíos y capitanes Japones, que entonces había en Manila, y habían venido con harinas, que habían luego de volver, para que los llevasen; especialmente la orden de Santo Domingo envió al reyno de Zazuma cuatro religiosos, por cabeza dellos, Fr. Francisco de Morales, prior de Manila, en un navío que iba á aquella isla y provincia, diciendo, los había enviado á llamar el rey della[1]; que este solo aun no tenía dada la obediencia á Daifusama. Y la orden de San Agustín envió dos religiosos á el reyno de Firando, en un navío que allí estaba de aquel puerto, y por cabeza, á Fr. Diego de Guebara, prior de Manila; por entender, serían bien recibidos del rey de aquella provincia. La orden de San Francisco, en los navíos que iban á Nangasaquí, envió á Fr. Agustín Rodriguez, que primero había estado en Japon, en compañía de los mártires, y á un fraile lego, para que fuese al Miaco, y estuviesen en compañía de Fr. Gerónimo de JESVS. Aunque se ofrecieron al gobernador algunas dificultades para la salida destos
- ↑ Otra piadosa mentira.